La rapidez con la que el PSOE y Podemos han alcanzado un acuerdo sobre los presupuestos del Estado contrasta con el estancamiento existente en Aragón, donde las discrepancias complican la inminencia de un pacto. Cuando el pasado lunes el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, lanzó una advertencia al Gobierno de Pedro Sánchez, la amenaza de no apoyar el proyecto de presupuestos no preocupó en exceso a los ocialistas. «El no de Echenique era un gesto para los suyos, previo a la aceptación de unas exigencias que ya estaban previstas», indica un conocedor de la negociación. De hecho, solo tres días después se escenificó el acuerdo que, de momento, está lejana en Aragón.

Ni PSOE ni Podemos dan el primer paso para tratar de aprobar en la comunidad los últimos presupuestos de la legislatura. Ambos se miran con recelo y varios movimientos producidos en los últimos dos meses se viven con cierta sorpresa.

Por un lado, desde Podemos (y también en IU y en algunos sectores incluso del propio PSOE) se aprecia un viraje hacia la derecha dentro del Ejecutivo autonómico de Javier Lambán. Hay incluso quien no duda en afirmar que este no dudaría en cambiar de socio tras las próximas elecciones si el número de escaños lo permite, por mucho que se niegue desde el PSOE. En los apoyos externos al Gobierno no han gustado algunas de las últimas decisiones del Ejcutivo. La última, y que ha bloqueado toda negociación ha sido el cobro del ICA de este año en la ciudad de Zaragoza y el anuncio de Lambán de presentar un proyecto de reforma de este impuesto de forma unilateral si Podemos no se aviene a negociar. En los sectores podemistas y de IU nadie duda que, mientras en Madrid se exploran acuerdos progresistas por parte del Gobierno, en Aragón esto solo queda en una declaración de intenciones, sin que haya un interés real por parte del PSOE aragonés de explorar esos «laboratorios de izquierdas» que fueron pioneros en España precisamente en el Ayuntamiento de Zaragoza tras las elecciones del 2011.

Tras la negativa de Podemos a iniciar los contactos para debatir los presupuestos se esconde un debate interno en la formación generado tras la intervención de Nacho Escartín en el debate del estado de la comunidad. Para muchos podemistas, su discurso fue demasiado favorable al PSOE en un momento en el que necesitan irse separando paulatinamente de los socialistas ante la cercanía de la cita electoral del próximo año.

Otra de las cuestiones que también ha generado un debate interno en la izquierda aragonesa ha sido el hecho de que Podemos anunciara las cinco condiciones que ponía al Gobierno de Aragón para negociar los presupuestos. Unas condiciones que, para muchos, eran fácilmente asumibles para el Ejecutivo autonómico y que dejaban a Podemos sin espacio político en la negociación. En claro contraste con años anteriores, donde se tensó la cuerda durante meses y conseguir un acuerdo costó más de un sudor.

Tras esto, ahora hay un parón perfectamente estudiado por ambas partes. Y recelos en una convivencia que nunca ha sido fácil.