La mayoría de las viviendas que en el momento de la tormenta estaban aseguradas recibieron de inmediato el compromiso de las distintas compañías de hacerse cargo de las reparaciones. Por ello, las ayudas aprobadas por la Administración estatal y autonómica van dirigidas a aquellos particulares que no contaban con un seguro para su vivienda. Los trabajos de evaluación de daños no fueron fáciles ni rápidos, dada la gran cantidad de inmuebles afectados. Peritos de otras localidades tuvieron que acercarse a Alcañiz para colaborar en los trabajos.

La gran demanda de tejas agotó las existencias, y la necesidad de obreros obligó a un llamamiento de colaboración a los constructores de toda la provincia, que se acercaron para reparar los tejados. En cuanto a los coches, los talleres de Alcañiz acumularon vehículos repletos de bollos y con las lunas rotas. Pero muchos de los cerca de 600 turismos averiados tuvieron que ser trasladados a garajes de la capital y de otras grandes ciudades. La mayoría de los 11.000 alcañizanos censados resultaron de una u otra manera damnificados por la granizada.