La empresa Proin Pinilla, con sede en Zaragoza, es una de las principales distribuidoras de mascarillas en Aragón al sector industrial. Entre sus clientes se encuentran grandes empresas como CAF, PSA o Casting Ros, que necesitan contar con este equipo de protección específico ante los materiales tóxicos y perjudiciales para la salud con los que trabajan sus empleados. Además, alertan de que incluso están teniendo problemas para conseguir sus pedidos.

José Antonio Pinilla, gerente de Proin Pinilla, explicó que tienen pedidos “pendientes” que llegan desde Alemania. “Nosotros mismos, como distribuidores, tenemos problemas para recibir nuestros pedidos, que no llegan porque el Gobierno alemán ha dicho que no hacen más envíos”, explica. “Y a esto se añade que aquí, desde Sanidad, también nos han pedido que les enviemos las mascarillas que nos lleguen, con lo que corremos el riesgo de desabastecer a la industria”, incidió Pinilla.

Para él, ante esta crisis sanitaria internacional, es “clave” discernir quién necesita una mascarilla de quién no. “Hay que tener en cuenta que hay trabajadores de la industria que necesitan un equipo de protección respiratoria, lo que incluye las mascarillas, para poder desarrollar su trabajo”, insistió. “Hay trabajadores que necesitan protegerse del plomo, del amianto o de otros contaminantes”, señaló. “Y cuando se trata de trabajos en cadena, hay quienes necesitan protecciones auditivas, otros en los brazos o en los pies, y otros a nivel respiratorio. Si una parte se para por no contar con la protección necesaria, afecta a toda la planta”, subrayó.

Para dar respuesta a este reto, Pinilla insiste en que debe haber “coordinación” a nivel político entre los departamentos de Sanidad e Industria del Gobierno de Aragón y decidir para qué casos son imprescindibles las mascarillas. “Alguien tiene que diferenciar que cuando hablamos de la industria no es un capricho, sino que la falta de materiales de protección puede suponer una caída de la producción que arrastraría la economía”, señaló.

Pinilla, que lleva 35 años trabajando en el sector, lamentó que se encuentran en esta situación “atados de pies y manos” por las dificultades que afrontan, en primer lugar, para recibir el material desde Alemania, y después para poder distribuirlo a sus clientes, que les siguen reclamando sus pedidos pendientes.