A poco más de tres semanas para la boda, en Teruel huele a divorcio. Y de los buenos. Con trastos a la cabeza y con voces que resuenan por encima de lo deseable. De un lado, Raquel Esteban (empresa organizadora), del otro, el ayuntamiento, y en medio, las Bodas de Isabel , un acontecimiento singular que sitúa a Teruel en el mapa y que da lustre a la ciudad durante días gracias al mito de los Amantes.

La recreación de la leyenda de Diego e Isabel es un referente turístico para la capital turolense que atrae a miles de visitantes. Sin embargo, a pocos días de la octava edición la polémica marca la organización, donde se palpa un claro enfrentamiento entre la figura sobre la que gira la fiesta desde hace años, Raquel Esteban, y los responsables municipales.

La primera citó a los medios el miércoles por la tarde para hacer público su descontento con la falta de compromiso del ayuntamiento y la necesidad de encontrar patrocinadores privados. Acusaba al equipo de Gobierno de no atender a determinadas obligaciones económicas. Ayer, fue el concejal de Turismo, Eloy Mayo quien apareció en escena para, mediante el mismo procedimiento (la prensa), recoger el guante, tensar un poco más la cuerda y zanjar que o se cumple lo acordado o "el ayuntamiento tomará medidas". Según Mayo, las palabras de Esteban fueron "una irresponsabilidad". Y el 14 de febrero ahí mismo.

Dimensión

Nadie discute en Teruel que la clave de toda la polémica radica en la dimensión que ha adquirido el acontecimiento. "Las Bodas nos han desbordado a todos", reconoce la propia creadora, que hasta ahora trabajaba con una subvención directa del ayuntamiento y este año, al cambiar el procedimiento de contratación, insinúa falta de independencia. Es más, el miércoles consideró públicamente al consistorio como un "patrocinador más" y rechazó cualquier "labor de control".

Ayer, Mayo replicó que el equipo e Gobierno y los técnicos, por una cuestión de "transparencia", vigilarán "el manejo de todo dinero público" que llegue a la recreación de la mítica leyenda medieval.

Mientras, la mayor parte de los ciudadanos asiste atónita. En Teruel ya no sorprende que haya discrepancias en la organización de las Bodas , pero sí que la polémica trascienda y que se emplee a los medios para lanzarse mensajes que deberían hablarse en privado, dentro de un despacho.

Raquel Esteban dijo que se necesitan 150.000 euros para organizar el evento. Mayo respondió que el ayuntamiento se compromete por escrito a pagar a la empresa 72.126 euros, como figura en el pliego de condiciones, y destina una cantidad cercana a 50.000 euros más para otras contrataciones, como el mercadillo medieval, sonorización, vídeo y fotografía, carpa o pantallas gigantes.

Esas son las frías cifras de una boda que de momento se organiza a grito limpio.