Los grupos de Información de la Policía Nacional mantienen una estrecha vigilancia sobre las bandas latinas, como se pudo comprobar en la operación Caribe, que esta semana acabó en Zaragoza con la detención de doce jóvenes, y la imputación de dos más, por su presunta pertenencia a los Dominican Don't Play (DDP). Pero hasta para los agentes es difícil estar al día. En el operativo encontraron documentación que detalla no solo los códigos de silencio y comportamiento del grupo, sino la constitución de una nueva escisión del grupo, los Dominican Take Control.

Por el apelativo, el grupo parecería un avance --los dominicanos toman el control frente a no juegan, o como ellos lo traducen, con los dominicanos no se juega--, pero por lo expuesto en los papeles parece más bien una cantera, a cuyos miembros "vigilarán y controlarán" los DDP. Estos nacieron a su vez como una rama más discreta de los Latin Kings, cuya vestimenta era tan llamativa que facilitaba la labor de la Policía a la hora de identificarlos.

El grupo regional

Entre los documentos incautados figura el de la constitución del coro --o grupo regional-- de Zaragoza, firmado por siete integrantes y que data del 2009. Pero lo más interesante es el código del grupo, con más de una veintena de puntos que los integrantes del grupo deben seguir a rajatabla.

Entre las instrucciones a los integrantes de la familia en la que se convierten los DDP está la de enorgullecerse y no negar nunca su pertenencia a la banda, con dos excepciones: ante los padres y ante la Policía. También hay un código de silencio sobre las actividades, o el pago de una cuota para problemas de los "hermanos" o para comprar armas. Según figura en esta suerte de código de honor, el que entre voluntariamente en la organización ya no podrá salir nunca de ella.

El amplio informe policial que fue aportado a la causa junto a los detenidos incluía el abundante número de antecedentes policiales que acumulan. Muchos datan de cuando eran menores, ya que los veteranos suelen encargarles los trabajos, sabedores de que las leyes son menos duras con ellos.

También recoge imágenes de redes sociales que, según consideran los agentes, recogen no solo los símbolos de pertenecía a la banda de los detenidos --como los collares con la bandera dominicana o una determinada posición de las manos-- sino humillaciones a las bandas rivales. A estos les obligan a lo que llaman bajar la bandera, que es fotografiarse con el símbolo propio de su banda invertido, con la mano hacia abajo. Les fotografían haciendo este símbolo para colgarlo en internet, antes de, presuntamente, agredirles.

Sus abogados --entre otros, Carlos Vela, Javier Elía, Carmen Sánchez, Carlos Miguel Martínez o Ana García del Cacho-- sostuvieron que algunas fotos eran bastante antiguas como para probar la actual pertenencia a la banda.