Nadie en Zaragoza podría haber esperado que toda la crispación y enfrentamiento que suscitaron las obras que se están ejecutando en la céntrica calle Don Jaime I de Zaragoza acabaría despertando el germen de un proyecto que llevaba años dormido. Se trata de la posibilidad de hacer emerger un «distrito comercial abierto en el Casco Histórico» que pudiera «competir frente a frente con las grandes superficies» aunando esfuerzos «de todos los establecimientos, vecinos y profesionales independientes (de despachos de toda índole), del ocio y el turismo, que convergieran en un objetivo común»: ser referentes en la ciudad. Y con ese reto ha nacido la Agrupación Empresarial Zaragoza Centro.

Se trata de una asociación de nuevo cuño, suscrita con solo «siete firmas», todas ellas de locales ubicados en la calle Don Jaime I y que llevan durante semanas enfrentados al ayuntamiento por las obras de elevación de la calzada a la cota de la acera, las que promueven esta iniciativa ambiciosa que pretende «aglutinar a todo el tejido comercial y empresarial del casco antiguo». El desafío será abrir la puerta a que todos los subsectores en los que ahora se divide se metan debajo del mismo paraguas, el distrito único integrador cuyos límites irían «desde el entorno de la calle San Vicente de Paúl hasta las inmediaciones del Mercado Central, incorporando a los comercios de la calle Alfonso I».

Todos los ejes del corazón de Zaragoza tienen cabida dentro de los límites de ese primer cinturón de la ciudad que delimita la calle Coso. La misma desembocadura del proyecto impulsado por el responsable de Urbanismo, Pablo Muñoz, sería así su frontera con previsión de «ir expandiéndose pero más adelante».

Son palabras del propietario de la administración de lotería de Don Jaime I, Alejandro Aznar, y presidente de la Asociación de Vecinos Reyes de Aragón, que llevó a los tribunales las obras pidiendo la paralización de las mismas. Ahora, días después de retomar el diálogo con el consistorio, cree que el camino a seguir es el de la «colaboración» con las instituciones y desmarcarse de la estrategia de organizaciones como la Federación de Empresarios y Comercios de Zaragoza (Ecos) «aprovechando que esta polémica nos ha unido a todos». No la menciona directamente, pero quizá se refiere a ella, por la creación de esta nueva entidad, cuando dice que «igual los que nos representan no lo hacían tanto o no tienen tanta capacidad de acción suficiente para defendernos».

«Ecos no es un problema y colaboraremos con todo aquel que quiera trabajar con nosotros», manifestó Aznar. No quieren enemigos, buscan aliados. A su juicio, y al de las 21 empresas y comercios que se han adherido a esta iniciativa que ahora nace, la estrategia a seguir debe ser otra, que no es nueva porque «hace unos años ya lo intentamos y nos disuadieron» de hacerlo. El reto es grande, ya que son «más de 400 establecimientos» los que se encuentran en esos límites que quieren alcanzar para ese distrito comercial abierto, pero lo ven factible «porque la experiencia nos ha demostrado que si vamos todos juntos tendremos más posibilidades». Y la primera oportunidad les llegará el próximo día 28, en la Mesa de Comercio a la que están invitados a sentarse.

«El modelo de negocio ha cambiado y tenemos que ser ágiles para adaptarnos», explica Alejandro Aznar, quien recuerda el daño que hace al comercio de proximidad tanto las grandes superficies como el comercio electrónico. En su opinión, ha llegado la hora de «generar sinergias» entre todos los profesionales que hay en el mismo entorno, que vaya más allá del comercio y aglutine a otros empresarios. Y, en este sentido, se han asesorado con experiencias similares en España. Han hablado con Apreca, la entidad que impulso esta iniciativa en la calle Preciados de Madrid, y con Bilbao Centro, «que se parece más a lo que queremos llegar a ser» en Zaragoza.

La segunda (con unos 200 asociados) es la que más les gusta por «su conversión a un entorno moderno, capacitado para los tiempos digitales, que facilita el relevo generacional de los negocios y con otros profesionales que integran entornos amigables». Gusta, por ejemplo, cómo participan con el ayuntamiento en el diseño urbanístico que más les beneficia a todos o la colaboración con la diputación provincial de Vizcaya y el Gobierno vasco. También el márketing y la dinamización con rutas turísticas, de ocio o gastronómicas. Así es como Don Jaime I mira al futuro, pasando página para ponerse a la misma cota de los centros comerciales.