A lo mejor son ustedes gente dubitativa, de los que al llegar estas fechas aún están pensándose dónde veranear, rastreando por las ofertas de última hora y tal. Claro que todo depende de lo que vayan buscando. Si pretenden encontrar lugares paradisíacos, tranquilos y remotos, con paisajes intactos, pueblitos acogedores, hoteles con encanto y todo lo demás, poco puedo orientarles. Ignoro si quedan sitios así, pero si los hubiese los reservaría para mi particular disfrute. Ahora bien, si lo que quieren es mogollón, marcha palillera, entornos superurbanos, camareros desabridos, noches cargadas de ruido y otras delicias de la civilización actual, entonces están ustedes de enhorabuena: ¡Bienvenidos a la Guía del Verano Loco 2004!

Hay mucha gente que en estas fechas ansía más que nunca el contacto humano, pasar las vacaciones en medio de enooormes muchedumbres. Siendo éste su caso, lo tienen muy fácil: las playas de Salou, Gandía-Benidorm y la infalible Mallorca les aseguran gentío a tutiplén. Cada día tendrán que mandar a la abuela bien temprano, a que coja sitio extendiendo las toallas de toda la familia, plantándose ella allí para defender el terreno acotado del acoso ajeno. No falla. Pero alégrense porque el follón se ha extendido por doquier y es fácil que si se van a Menorca, como el presidente Zapatero, se encuentren las calas más apartadas y recoletas tan atiborradas como las arenas de La Pineda. ¡Qué gustazo!

¿Y el ruido? ¿Añoran el ruido de la juerga nocturna y las motos a escape libre? Están de suerte: desde Rosas y Lloret hasta Marbella, pasando por la zona de los slamers en la familiar Costa Dorada, cientos de barrios turísticos ofrecen singulares entornos de tascas, pubs, discotecas, afters y otros estupendos locales cuya capacidad para producir estrépito está más que garantizada. Les recomiendo las zonas con bares de estilo británico o dirigidos a clientela de dicha nacionalidad. Es lo más.

(Continuará)