Isidoro N. aceptó ayer ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza una condena de dos años de prisión por arrancar parte de un dedo a un pariente suyo en una pelea nocturna, ocurrida en septiembre del año pasado. Una agresión por la que la Fiscalía pedía para él una condena de tres años de cárcel, pero que tras un acuerdo con la víctima, familiar suyo, quedó en dos, mientras el pariente, Marcos N. pagará una multa por las heridas que a su vez le produjo a él.

Así, tras renunciar a sus indemnizaciones tanto Isidoro como Marcos, defendidos por Inmaculada Pérez y Juan Carlos Miravete, respectivamente, el primero no tendrá que entrar en prisión, al carecer de antecedentes penales. Fue «un hecho muy puntual», como explicaba su abogada, y el eludir la prisión será especialmente beneficioso en este caso, ya que el condenado es invidente. La pena solicitada inicialmente, agravada por haber causado una deformidad, difícilmente le hubiera librado de la cárcel.

Los hechos ocurrieron de madrugada, el pasado mes de septiembre, cuando los dos implicados estaban en la puerta de una discoteca. Surgió una discusión por un «malentendido», complicado con el alcohol, y la degeneró en una pelea en la que Isidoro N. terminó con pequeñas lesiones. Pero él, para defenderse pero con intención de agredir, había mordido la mano de su pariente, con tal fuerza que le arrancó parte de la primera falange del dedo anular, que no pudo ser reimplantada.