Dos ciudadanos de Ghana han sido juzgados esta mañana en la Audiencia de Zaragoza por la presunta agresión sexual a una mujer, en la madrugada del 23 de julio del 2017, en un piso de la calle Nicanor Villalta del barrio de La Almozara, en la capital aragonesa. E. A. y R. O. se enfrentan a penas que oscilan entre los siete y los nueve años de cárcel, si bien sus abogados defensores, que solicitan la absolución, mantienen que las relaciones fueron o consentidas o ni siquiera se produjeron.

La denunciante, que ha declarado detrás de una mampara, ha asegurado que la noche de los hechos había mantenido cuatro relaciones con penetración seguidas, con un hombre diferente cada vez. Las dos primeras, ha señalado, fueron consentidas, mientras que las dos siguientes fueron contra su voluntad. Todas ellas tuvieron lugar en un cuarto de baño de muy pequeñas dimensiones.

E. A. ha sostenido que había mantenido relaciones sexuales “consentidas” con la mujer sentada en la pila del lavabo. “Ella había bebido alcohol pero sabía lo que hacía”, ha agregado el acusado.

R. O., defendido por la letrada Carmen Sánchez, ha declarado que no había mantenido relaciones sexuales con la denunciante, a la que vio desnuda en el baño cuando entró a orinar. “Se cayó al suelo, se golpeó en la cabeza y estuvo a punto de pisar sus gafas", ha relatado. “Yo la agarré de ambos brazos para que no se hiciera daño”, ha dicho el acusado, que asegura que ella quería “tener sexo” con él y que él se negó. “Se comportaba de forma muy extraña, tan pronto reía como lloraba”, ha explicado.

La mujer ha indicado, a preguntas de su abogado, Pablo Gutiérrez Celma, que a raíz de aquel suceso fue ingresada en la planta de Psiquiatría del hospital Royo Villanova por una tentativa de suicidio. En total, ha dicho, ha sido ingresada ya seis veces por problemas mentales tras aquel episodio.

“La oí llorar y gritar cuando estaba en el baño con R.”, ha manifestado un testigo, el primer hombre con el que había mantenido relaciones, que fueron consentidas e incompletas, según señalaron los dos. “Oí a E. decirle a R.: ‘¡Deja a la chica, déjala’”, ha afirmado.

El médico forense que examinó a la denunciante momentos después de la supuesta agresión ha manifestado que la mujer “no presentaba ningún signo específico” en su órgano sexual “que indicara violencia”. “Manifestó asimismo que dos relaciones habían sido consentidas, de otra tenía dudas y una cuarta fue contra su voluntad”, ha señalado el facultativo, que ha informado de que la denunciante padece un trastorno adaptativo de la personalidad y que había estado ingresada en Psiquiatría seis o siete veces "con anterioridad" a los hechos.

Finalmente, dos peritos han declarado que del análisis de las muestras orgánicas extraídas a la mujer se deducía que se mezclaban perfiles de dos personas diferentes.

Las acusaciones han solicitado que las penas de cárcel, de ser condenados los acusados, se cambien por la expulsión del territorio nacional.