Dos informes oficiales, elaborados por la Fiscalía turca que investiga del accidente del Yak-42 y por el Ministerio de Defensa español, revelan que el Gobierno repatrió el cadáver de un ciudadano bielorruso que trabajaba para la compañía aérea como si fuera uno de los 62 militares fallecidos. El cuerpo, al que se adjudicó el número 75, pertenece según las autoridades judiciales turcas a una de las 30 personas de las que se hizo cargo Defensa antes de identificarlas plenamente.

El Protocolo de Examen de Cadáveres, Autopsia e Identificación turco, que fue firmado, entre otros, por los generales de división españoles José Antonio Beltrán y Vicente Navarro --jefe del equipo médico--, establece que tras reconocer a 32 de las víctimas, los dos generales se hicieron cargo de 30 sin reconocer, entre las que figura el número 75.

"Hemos identificado y determinado con exactitud que los cadáveres --en bolsas numeradas entre las que se incluye la 75-- son ciudadanos españoles (nuestros soldados), aunque no sabemos sus nombres --y-- solicitamos que nos sean entregados, garantizamos realizar los procedimientos necesarios para su entrega a las familias y asumimos la responsabilidad de estos cadáveres una vez que nos sean entregados", señala el documento fechado el 28 mayo a las 2.20 horas de la madrugada.

Esta versión choca con la proporcionada por Navarro en el informe que elaboró posteriormente --el 1 de junio-- y que fue entregado en el Congreso. En él indica que el cuerpo número 75 era de un bielorruso.

Y más extraño resulta todavía que, según ese documento, el cadáver fue reconocido por los médicos ucranianos nueve horas antes de que Navarro se hiciera cargo de él bajo la creencia de que era español.

"A las 17.00 horas aproximadamente --del día 27--, el equipo ucraniano anuncia la identificación del cadáver número 75, no incluido en el manifiesto de carga original, como el de un ciudadano bielorruso que trabajaba para la compañía aérea en funciones de coordinador de escalas", explica el informe.

Añade que en ese momento "se completa la identificación de la totalidad del personal ucraniano y se confirma que el resto de cadáveres corresponde a víctimas españolas, sobre las que continúan los trabajos de identificación". Eso sí, se desconoce si el cuerpo fue enviado a Bielorrusia o se enterró en España.

EL QUINTO PILOTO El caso de esta víctima sigue siendo un enigma, ya que nunca quedó clara la función que cumplía. Primero, el ministro de Defensa, Federico Trillo, lo definió como el quinto piloto del avión y, después, su departamento le atribuyó el puesto de fly manager o "gestor de vuelo", una figura desconocida en la aviación europea. Además, Navarro lo llamó en su informe "coordinador de escalas".

Según denunciaron algunas familias, este bielorruso era apodado como El australiano y se encargaba de "trapichear" con el combustible, lo que explicaría el desajuste de 1.800 kilogramos de queroseno entre una caja negra del avión y el manifiesto de carga, así como el consiguiente sobrepeso del aparato.