Tal día como ayer, en 1958, quienes comenzaban a vivir en San Jorge celebraron sus primeras fiestas en el pueblo recién construido. Transcurridos 60 años desde entonces, se ha reconocido públicamente la historia de sacrificio y convivencia entre familias, primero siete y más de medio centenar en total, que llegaron a esta localidad de la Hoya de Huesca de orígenes distintos y de diferentes culturas y costumbres.

Más de 300 personas de todas las generaciones se reencontraron en este homenaje a los primeros pobladores que para el presidente de la Diputación de Huesca (DPH), Miguel Gracia «demuestran con actitudes valientes que es posible la repoblación, que la gente se quede un territorio donde debe caber lo rural y lo urbano».

Gracia se refirió a la colonización como un momento importante de esta provincia, «capaz de generar núcleos vivos en el desierto, dejando de lado diferencias para unir voluntades y labrarse una vida mejor, a costa del esfuerzo de muchas familias y también de inversiones», señaló.

«Hay que sumar todo aquello que sea necesario desde cualquier ámbito para afrontar los problemas que acusa el medio rural», subrayó el máximo responsable provincial. Por ello planteó un nuevo factor, el de la enseñanza de los valores del mundo rural a los jóvenes, que «hay que introducir en el currículo educativo para que ellos también conozcan los motivos de la despoblación».

Entre todos los que estuvieron presentes en esta jornada, también se encontraban antiguos profesores, párrocos o descendientes del arquitecto zaragozano José Borobio, encargado del diseño de este y otros pueblos, además de otros responsables institucionales como la consejera de Cultura de la comarca de la Hoya, Beatriz Calvo, y el diputado provincial Joaquín Monesma.

En su recorrido por las calles de San Jorge, estuvieron acompañados por los gigantes de Ontinar, que representan un colono y una colona, respectivamente.

Los nombres propios del día de ayer fueron, con todo, los de las familias que han escrito desde finales de los años 50 la historia de San Jorge, localidad perteneciente al municipio de Almudévar.

Su alcalde, Antonio Labarta, calificó el acto de «reconocimiento al duro trabajo para sacar adelante a las familias y al pueblo del que hoy disfrutamos», mientras agradecía a la diputación la concesión del galardón Félix de Azara.

Antes, José María Alagón, hijo y nieto de colonos que ha dedicado su tesis doctoral al estudio del fenómeno de la colonización, puso voz a la emoción de un salón que se quedó pequeño ante la gran asistencia registrada. «El mérito más grande de este pueblo lo alberga cada una de sus casas», aseguró, para acabar diciendo que «lo importante es que nunca olvidemos de dónde venimos».