Los días de viento el cierzo silba con tonos apocalípticos en el observatorio situado en la torre del templo del Pilar que mira al noroeste. Desde este mirador privilegiado, a más de 90 metros sobre el nivel del suelo, se visualiza a la perfección el recorrido de la telecabina que el Ayuntamiento de Zaragoza ha proyectado para comunicar el Pilar y Delicias con la Expo 2008, en el meandro de Ranillas.

"En días de tanto viento como hoy sería peligroso montar en una telecabina que va a 25 metros del suelo por encima del Ebro", afirmaba ayer José Montoya, un turista catalán que había subido en ascensor al observatorio de la basílica. "Daría auténtico miedo", gritó para que su voz se pudiera oír por encima del aullido del aire que se colaba por los intersticios de la torre.

Muchos ciudadanos, zaragozanos y de fuera, comparten la prevención de José Montoya hacia el ingenio mecánico que enlazará la margen derecha con el meandro de Ranillas, en el caso de que la capital aragonesa acoja finalmente la exposición universal.

"Es una locura"

"Yo no me subiría con este viento", señaló Carmen García, que por tanto hablaba a ras de suelo, desde la plaza del Pilar. "Es una locura", opinaba Olga Andrés. "No es sólo que parezca a muy inseguro para desplazarse, es que además afeará mucho las zonas por las que pase, con tantos cables, postes y maquinarias".

Sin embargo, la telecabina tiene sus partidarios. "El teleférico puede ser positivo para el entorno del Pilar", subrayó Juan José Aínsa, que regenta la cafetería El Real, que abre sus puertas entre la plaza de las Catedrales y la calle de Alfonso.

"Si no hace viento puede ser viable", señalaba, retomando la cantinela casi universal el mexicano Isaac Díaz, que está de viaje de novios por Aragón. "Pienso que puede ser un nuevo atractivo para la ciudad".

"Me parece razonable que se monte una telecabina, siempre y cuando se diseñe con gusto y se realice el correspondiente estudio de impacto ambiental", comentó, por su parte, el zaragozano Mauricio Murillo.

Genaro Ovín ve bien el teleférico, pero a condición de que "dure en funcionamiento el tiempo que dure la Expo, pues como medio de transporte es mejor y más eficaz el tranvía o un metro ligero de superficie".

Sin embargo, el desmontaje del novedoso sistema origina serias dudas entre algunos zaragozanos. "También el pabellón de Aragón en la Expo de Sevilla era desmontable y ya se ha visto lo que ha pasado", denunció Angel Nebot. "Han tardado diez años en traerlo y ha costado cinco veces más desmontarlo que construirlo por primera vez".

Juan Carlos García, taxista, no se anda con sutilezas a la hora de dar su opinión. "Me parece una chorrada que se acabará la Expo y no tendrá utilidad".

El acuario de fauna fluvial que el Ayuntamiento de Zaragoza ha añadido a última hora al proyecto de la Expo 2008 no concita, por su parte, ninguna clase de oposición. "Habrá truchas, barbos, carpas y mejillones cebra", bromea Felipe Peña. "Pero por lo menos tiene bastante que ver con la temática de la Expo, no como la telecabina ésa".