La Policía Local de Zaragoza sigue investigando las circunstancias que rodearon al atropello del pasado domingo, en el que dos jóvenes resultaron heridos por causas que, por ahora, siguen sin dilucidarse para completar el atestado que enviar al juzgado. Pero tampoco este siniestro es motivo suficiente para los responsables municipales como para generar alarma o tomar medidas excepcionales que vayan más allá de apelar a la prudencia y la responsabilidad de todos los usuarios, peatones y conductores, en un enclave que, según la estadística, es uno de los más problemáticos de la ciudad. El año pasado, el paseo Echegaray y Caballero finalizó siendo el segundo vial con más accidentes con lesiones de todo el 2018.

El balance de la siniestralidad vial destaca esta calzada como una de las más problemáticas, por la que pasan miles de vehículos al día y es, tanto por los coches como por los viandantes que recibe, una de las más transitadas de Zaragoza. Y eso se traduce, también, en una mayor probabilidad de accidentes. Tanto es así que en la memoria de la Policía Local del año pasado, Echegaray y Caballero acabó como la quinta calle de la ciudad en la que más accidentes se habían registrado, 42 en total entre colisiones de vehículos y arrollamientos como el del pasado domingo.

De ellos, se derivaron un total de 21 lesiones, aupando a este vial a la segunda posición del ránking de la capital. Sin embargo, considerando la gravedad de las heridas, en la clasificación de vías en las que se contabilizaron más accidentes con lesiones graves o fallecimientos, su posición es la novena. Estar entre las diez primeras siempre ahonda en esa misma problemática.

A finales del año pasado registró el atropello más grave, cuando un bus de la línea 36 arrolló a una mujer causándole la muerte en el giro desde el puente de Piedra hacia el carril que va hacia la plaza Europa. Pero para el consistorio ambos accidentes no guardan más relación que producirse en el mismo punto. Las circunstancias podrían ser bien distintas. Y tampoco creen que el proyecto de crear una plataforma única -la llamada cota cero, aparcada aún-, sea la solución al problema ni es una prioridad.