Los colectivos ecologistas que reclaman la paralización de la construcción de un parque eólico junto al mayor dormidero de alimoches del valle del Ebro están dispuestos a recurrir a Bruselas para forzar la redacción de un nuevo estudio de impacto ambiental al considerar que el autorizado por el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) no cumple la exigencia de «veracidad y rigurosidad» que exige la legislación europea para estos casos.

El Gobierno de Aragón, por su parte, incide en que la autorización ambiental es válida, por lo que declinaron realizar declaraciones al respecto. Tanto Amigos de la Tierra como Ansar ven «sorprendente» esta postura y argumentan que tienen que replantear su postura puesto que no se han tenido en cuenta un espacio de descanso para aves en la que cada noche se refugian casi un centenar de alimoches, así como entre 15 y 20 ejemplares de buitre leonado. «Si el informe no ha tenido en cuenta este espacio tiene que rehacerse, es como si una carretera siguiera adelante a pesar de que existan restos arqueológicos», denuncian.

Los colectivos ambientalistas recuerdan que el dormidero está controlado por la Estación Biológica de Doñana, cuyos responsables están redactando un informe sobre la importancia ambiental del enclave, situado en la sierra de Luna.

Los portavoces ecologistas creen que, como «mínimo», dos de las torres proyectadas tienen que levantarse en otro lugar.