Ejea de los Caballeros vive este sábado el que hubiera sido el pistoletazo de salida de sus fiestas mayores, las de la Virgen de la Oliva, que como en todos los municipios aragoneses han sido suspendidas con motivo de la pandemia. «Una de las decisiones más dolorosas que he tomado como alcaldesa», reconoce Teresa Ladrero, pocas horas después de que las fiestas debieran haber comenzado.

La localidad está tranquila, y la gente respeta las medidas solicitadas por el consistorio, con «nostalgia», pero a la vez «pensando en el año que viene, con optimismo». Pero la alcaldesa se muestra cauta, porque «aquí tenemos diez días de fiestas y nunca se sabe».

De hecho el consistorio, de acuerdo con los comerciantes, Interpeñas y demás integrantes de la Junta Local de Seguridad, ha establecido para estos días el mismo dispositivo policial que hubiese habido sin fiestas, para evitar que algún incívico decida celebrar las fiestas por su cuenta.

Por el momento, lo más parecido que habrá a un acto oficial es la comparecencia de la corporación municipal y los alcaldes de la zona en la tradicional misa del domingo, en honor a la patrona. Tanta normalidad ha querido transmitir el consistorio ejeano que permanece abierto estos días en su horario habitual (normalmente está cerrado en fiestas), e incluso celebrarán el jueves un pleno, en el que aprobarán el pacto socioeconómico recientemente acordado.

MÁS MASCARILLAS

De lo que no se han privado en la localidad ha sido de las tradiciones que se han podido mantener, aunque fuera adaptadas. Así, la imposición del pañuelo a los bebés nacidos en el último año celebró su undécima edición, solo que enviando las prendas a casa de las familias. Estas han enviado las fotos al consistorio, aunque por preservar su intimidad y por aquello de la protección de datos, estas no se han exhibido.

Además, el consistorio ejeano ha impulsado un par de iniciativas solidarias de gran éxito, con motivo de las fiestas. La primera, la venta de pañoletas en favor de la Asociación Española contra el Cáncer, cuyos 1.500 ejemplares se agotaron y decoran muchos de los balcones de la localidad.

Y por el mismo camino van las mascarillas reutilizables, vendidas a cinco euros a repartir entre otras tantas entidades de la localidad: la Asociación de Disminuídos Psíquicos Cinco Villas (Adisciv), la Asociación de Disminuídos Físicos Cinco Villas (Amfe), Cruz Roja, Cáritas y la Asociación San Vicente de Paúl. Las primeras 500 se vendieron en pocos días, y el consistorio ya ha encargado otras tantas y prevé que haya otro pedido de cara a final de año. Porque, desgraciadamente, nada hace indicar que esta prenda vaya a dejar de ser necesaria en unos meses.

Para estos días, el consistorio emitió un bando en el que la alcaldesa Ladrero pedía la colaboración de todos los vecinos para mantener el civismo y plantar cara, así, al avance de la enfermedad. Toca quedarse en casa y seguir las normas para coger fuerzas y pensar en el año que viene. Según deseó el ejeano Javier Lambán, presidente del Gobierno de Aragón, para que esa próxima edición sea la mejor de la Historia en la localidad. A poder ser, ya sin mascarilla.