El granizo se está cebando con Aragón. El último municipio en sufrir sus consecuencias ha sido Ejulve, en Teruel, donde este pasado miércoles cayó una fuerte pedregada con bolas de granizo del tamaño de un huevo de gallina, según los vecinos, o como pelotas de golf según otros, que ayer se recuperaban del susto. También se llevaron uno bueno ayer los vecinos de Calatayud, sorprendidos pasadas las 20.00 horas de la tarde por una intensa granizada.

La tormenta de Ejulve duró poco más de 20 minutos, tiempo suficiente para que las cosechas de la zona estén afectadas, igual que las lunas de una decena de coches que acabaron abollados. También rompió tejas, canalones y persianas, más de una ventana y algún que otro tejado, que no resistió a los golpes de las piedras de hielo. Varias claraboyas y hamacas de las piscinas acabaron rotas.

Los vecinos de la cercana localidad de Villarluengo también tuvieron que refugiarse por el granizo, aunque no alcanzó la virulencia de Ejulve, donde ayer los agricultores hacían balance de las pérdidas. Las zonas más afectadas son los cultivos de cereal de Ejulve y los de Villarluengo y Majalinos. También se han visto afectados los frutales y hortalizas. El granizo está siendo especialmente intenso este verano. El pasado viernes la intensa granizada que cayó sobre Fraga afectó a algo más de 2.000 hectáreas de cultivo, además de romper cristales y dejar tejados con agujeros. Además, se inundaron garajes y locales de la zona de Trashondos, en la parte más baja de la ciudad.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), se registraron 43 litros por metro cuadrados en apenas dos horas, donde el pedrisco generó graves consecuencias y destrozos. En la zona de aparcamiento del Sotet de Fraga el agua llegó a alcanzar los 60 centímetros de altura, donde se encontraban varios coches estacionados. El pasado mes de abril se registró otra tormenta de pedrisco. En este caso, los frutos eran todavía muy pequeños y pudieron salvarse, algo que no sucederá en esta ocasión. A principios de mes Ballobar, Belver y Osso de Cinca sufrieron las consecuencias de la climatología, así como varias localidades de Los Monegros, y es que en esta época del año no es raro que se produzcan granizadas.