El fiscal que acusa a René Alvarez Camón de asesinar a su excompañera, Yolanda Monleón, afirmó ayer en su informe que el procesado "actuó con un plus de perversidad y un exceso de maldad" al ensañarse con la víctima. El juicio por este crimen, cometido el 10 de noviembre del 2002 en un piso del barrio de Las Fuentes, quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia de Zaragoza.

Previamente a los informes de las partes, los forenses que realizaron la autopsia al cadáver de la joven declararon que no pudieron seguir contando las puñaladas que presentaba cuando llegaron a 120.

Por otra parte, en la pericial sobre el estado mental del acusado, los médicos estimaron que René padece "un trastorno de personalidad de tipo antisocial". En su opinión, quienes presentan estos síntomas "son agresivos, no cumplen normas ni se someten a una disciplina y están en continuo conflicto con la sociedad".

Añadieron que estas personas "reaccionan con violencia ante cualquier frustración, sin respetar los sentimientos y derechos de los demás", para concluir que el acusado "es perfectamente imputable. Sabe lo que estás mal y es capaz de dominar sus impulsos", algo que no hizo cuando presuntamente mató a Yolanda.

El fiscal mantuvo su petición inicial de 30 años de condena por asesinato e incendio, mientras que el abogado de la acusación particular, Alfonso Bayo, elevó la pena por asesinato, 20 años en lugar de 18, y redujo de diez a cinco años la solicitada por el incendio, al estimar que se trató de una tentativa. El letrado de la defensa, Lorenzo Soláns, reiteró su petición de absolución o, alternativamente, seis años por homicidio y uno por el incendio.

En opinión del ministerio público, la presunción de inocencia de René ha quedado desvirtuado por las declaraciones de los testigos y las pruebas. Recordó que al acusado se le intervino un llavero con restos orgánicos de la víctima, según la prueba de ADN, indubitada porque el perfil genético sólo puede repetirse una de cada 865 billones de veces.

Bayo coincidió con el fiscal en que el procesado obró con "una maldad brutal para aumentar deliberadamente el dolor de la víctima, que tardó en morir dos largos minutos hasta que perdió toda la sangre", según el informe de la autopsia. También estimó que actuó con alevosía, ya que la víctima no tuvo ninguna oportunidad de defenderse o de huir.

Soláns, sin embargo, alegó que no existían pruebas suficientes para condenar a René y señaló que la Policía tenía que haber investigado a otras personas que tenían tantos motivos o más que éste para matar a Yolanda. En su opinión, ninguno de los testigos merecía credibilidad.