El coronavirus se ha colado en las últimas semanas en las conversaciones más cotidianas, en las noticias de todo el mundo y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decretado la alerta sanitaria por este brote surgido en China. La enfermedad se expande, pero los expertos llaman a la calma y lanzan un mensaje de tranquilidad pese a que ya ha llegado a España y el temor de que lo haga, más concretamente, a Aragón. Carlos Aibar Remón es Jefe de Servicio de Medicina Preventiva del hospital Clínico de Zaragoza y compagina su labor asistencial con la académica en la Universidad de Zaragoza.

—¿El coronavirus es tan peligroso como parece?

—Esto es como la gripe, hay personas que mueren cada año porque tienen patologías crónicas o son más mayores, y otros que la pasan en casa. Eso no quiere decir que haya que restarle importancia. Coronavirus hay un montón todos los años, pero hasta ahora siempre habían estado en animales. No soy experto en ellos, pero sí en enfermedades de transmisión, prevención y estrategias de salud pública en general. El problema actual es que se ha producido el salto de especie. Cuando pasa de un animal al humano empieza a contagiarse y se transmite más de lo esperado. La OMS ya ha decretado la alerta sanitaria internacional y me parece una decisión acertada.

—¿Qué tiene de diferente que se desarrolle en humanos?

—La contagiosidad es una de las variantes. Aparentemente no está siendo demasiado grave y hay muchos casos, pero la letalidad está entre un 2% y un 3%. Ese no es un dato para alarmarse en exceso. Insisto en que esto no supone que haya que mirarlo como si no pasara nada.

—¿Se comporta el virus de diferente forma en los animales y en las personas?

—Unas veces sí y otras no. En cualquier germen hay que tener en cuenta tres parámetros para saber su incidencia: virulencia, frecuencia y contagiosidad. La virulencia denota la gravedad del virus; la frecuencia dice si estamos ante muchos o pocos casos; y la contagiosidad ayuda a saber a partir de un afectado cuántos más se infectan. Con los datos que hay, aparentemente este coronavirus es así: bastante contagioso y poco virulento.

—La pregunta del millón. ¿Cree que se expandirá en España?

—A España llegarán más casos y seguro que nos llevaremos sustos en las próximas semanas por el coronavirus. El primero y el segundo generarán mucha alarma, pero luego ya menos. Somos competentes. No sabemos cómo vendrá el coronavirus, pero lo lógico es que haya pocos casos.

—¿El riesgo de contraerlo es alto en España?

—La enfermedad está muy concentrada allí en China, pero siempre que una enfermedad se transmite por vía respiratoria la única forma de evitarla es no respirar y ese es muy mal remedio. Se pueden poner mascarillas o recomendar el lavado de manos para reducir el contagio, pero el riesgo no se elimina. China tiene un comercio brutal y, aunque se quiten los vuelos de pasajeros, las mercancías y las exportaciones son tremendas. Cabe esperar que se extienda más.

—¿Estamos preparados en cuanto a infraestructuras y recursos?

—Sí, lo estamos. Esto no tiene nada que ver a lo que pasó, por ejemplo, con el ébola. Hay que mandar un mensaje de tranquilidad porque tenemos los recursos suficientes, como cualquier país europeo desarrollado, para hacer frente a esto. No estamos ni mejor ni peor que Inglaterra o Alemania. En los hospitales ya se cuenta con un plan de contingencia ante un posible afectado, con su aislamiento preciso y demás. En cualquier caso, no hay que generar alarma ni falsas teorías porque hay conocimiento más que razonable y recursos para afrontar los casos.

—¿Cómo se puede combatir este virus?

—Un antibiótico no sirve de nada para un virus, no tiene ningún sentido tomarlo. Esto pasa con la varicela o el sarampión. No hay un fármaco específico y lo único preciso es dar con un antiviral. De momento, la vacuna que podría prevenir este coronavirus no existe. Lavarse las manos es eficaz para prevenir una infección, pero no es efectivo porque mucha gente no puede hacerlo, por eso se dan estos sustos a veces.

—Parece ser que el brote surge de un animal contagiado y vendido en un mercado de Wuhan. ¿No cree que habría que poner coto a este tipo de puestos de venta?

—En Europa la sanidad alimentaria es uno de los temas más controlados. La implicación económica es brutal y un contagio supone muy mala publicidad. Sin embargo, en los países menos desarrollados la legislación es menos estricta. Yo, personalmente, no comería nada de un mercado de allí.