El médico de familia debe implicarse en la detección precoz de la violencia doméstica que sufren mujeres y ancianos. Este es el planteamiento con el que Victoria Burgos, facultativo del centro de salud de Sariñena, dirigirá una mesa redonda el próximo día 5 dentro de XVIII Congreso Aragonés de Atención Primaria y medicina Rural, que se celebrará en Zaragoza a partir del jueves 4.

Para la doctora Burgos, el médico generalista que atiende una consulta en el centro de salud urbano o rural tiene una responsabilidad especial en este tipo de casos. "Antes de que la mujer se atreva a manifestar y a sacar a la luz esa violencia que está padeciendo, el médico ha de ser capaz de detectarla y de poner los medios para atajarla".

Para hacer frente al silencio de una paciente posiblemente maltratada es necesario, propone Victoria Burgos, introducir en la historia clínica preguntas sobre las relaciones interpersonales y de pareja; "hay que saber cómo preguntar para que las respuestas sean sinceras", concluye.

Además de intentar diagnosticar casos de violencia doméstica en la mujer, la doctora cree que el papel del médico es también fundamental en la vigilancia de problemas de abandono, negligencia o desatención de ancianos. En muchas ocasiones, asegura, este tipo de maltrato se oculta por parte de de quien lo padece por miedo a ser ingresado en una institución, por el sentido del honor o por miedo a sufrir represalias.

El congreso, organizado por la federación Aragonesa de Médicos Titulares y de Atención Primaria (Fasamet), tendrá lugar en zaragoza entre el 4 y el 6 de noviembre y se centrará en dos temas: la financiación de la sanidad y la violencia doméstica.