El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) no solo retiene 44 piezas del tesoro artístico del monasterio de Sijena y sus pinturas murales, consideradas una joya del patrimonio medieval en Europa. También posee una abundante documentación relativa a sus fondos que no permite consultar a según quién.

Así lo denunció ayer Marisancho Menjón Ruiz, editora y profesora de la Universidad de la Experiencia, en la presentación de su obra Salvamento y expolio. Las pinturas murales del monasterio de Sijena en el siglo XX. El acto tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza y estuvo presidida por la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez.

«La investigación para elaborar este trabajo ha sido difícil por el bloqueo que el MNAC ejerce sobre su archivo», subrayó Menjón, que ha estudiado durante los últimos cinco años el devenir de los frescos de la sala capitular que Aragón reclama a la Generalitat en un pleito que parecer no tener fin.

Los responsables del museo barcelonés empezaron negándole el acceso a sus documentos gráficos y escritos aduciendo que la institución «no era más que un mero contenedor de piezas» y que los papeles e imágenes que guarda datan de fechas posteriores al año 1991.

Pero, ante la insistencia de la investigadora, el MNAC cambió de táctica y justificó su negativa argumentando que, «al ser un asunto que está sometido a un litigio, no se permite el acceso a sus archivos».

Falsa procedencia

En su obra, Menjón traza el recorrido de las pinturas murales, que fueron objeto de dos arranques. El primero se produjo en 1936, para evitar que desaparecieran en plena guerra civil, «y fue un verdadero salvamento» que llevó a cabo el arquitecto Josep Gudiol por encargo de la Generalitat.

Sin embargo, el segundo arranque, al comienzo de los años 60, fue ya «un expolio, pues no había ninguna situación de urgencia ni de extrema vulnerabilidad ni se contaba con permiso oficial». señaló la investigadora, que reveló que el mural se presentó en Barcelona «como procedente de Lérida».

En el arranque dirigido por Gudiol intervinieron tres albañiles de Villanueva de Sijena a los que ofreció trabajo, por lo que «no puede decirse que el propio pueblo colaborara en el desmontaje de las pinturas, como mantienen determinados medios catalanes.

Para Menjón, la actitud actual del MNAC, que sostiene que el traslado del mural lo dañaría irremediablemente, es «lamentable». Como lo es que trate de demostrar que el monasterio de Sijena, en pleno proceso de adecuación, padece un problema de humedades que lo invalida para acoger los frescos.