En nada tiene que ver el partido de esta tarde contra el Málaga con el que se disputó el 13 de mayo del año 2000, es decir en el ocaso del siglo pasado. En todo caso la única coincidencia es el rival y el escenario, La Romareda. Esta vez ambos conjuntos pelean por la permanencia, pero aquel domingo, el conjunto que pilotaba Txetxu Rojo consiguió, por primera vez en la historia del club aragonés, alcanzar la última jornada con posibilidades de proclamarse campeón de Liga. Y lo hizo gracias a su tenacidad en en el penúltimo encuentro del curso, ante la visita de un Málaga instalado en la zoma media de la clasificación que se puso dos veces por delante en el marcador con goles de Rufete y Paco Jémez en propia meta. El Real Zaragoza, que había logrado un primer empate con un tanto de Marcos Vales, volvió a igualar el choque por mediación de Yordi y terminó venciendo gracias a Milosevic, artillero implacable en la pirmera vuelta que se apagó en la segunda hasta este instante crucial. Ese resultado (3-2) permitió a la escuadra aragonesa presentarse en Mestalla con remotas --ya que no dependía sólo de sí mismo-- pero reales opciones de ganar el campeonato. Acabó perdiendo en Valencia al siguiente viernes (2-1) y se esfumó el sueño. Una semana antes y frente al Málaga lo había forjado con un angustioso triunfo. Hoy el objetivo es bien distinto.