La cineasta aragonesa Paula Ortiz recibió ayer la Medalla de las Cortes en los actos de celebración del Día de Aragón, con un discurso marcado por dos de sus ejes vitales, la cultura y el feminismo. Al respecto de este último aludió a las palabras de la presidenta de las Cortes, Violeta Barba, que al anunciar el premio la puso como ejemplo de mujer que ha roto el techo de cristal.

«Agradezco ese deseo, pero eso todavía no ha ocurrido», lamentó. «Ese techo es mi lucha diaria, y la de cientos, miles de compañeras en el ámbito del cine, y en muchas otras áreas laborales». La directora de La novia aseguró que, «por mucho que lo intentamos, una y otra vez se nos empuja de nuevo al fondo. Se nos penaliza por traer hijos al mundo y querer criarlos, por cuidar de los tuyos, por envejecer...», enumeró. Pero agradeció que, cuanto menos, se mencione ese techo, porque «cuando las cosas se nombran existen, y ahí empieza el movimiento. Y entonces empieza el cambio». Antes, la realizadora agradeció el galardón con un discurso trufado de referencias culturales, desde Lorca a Labordeta. Agradeció que las Cortes comprendieran al conceder este premio que «la cultura es imprescindible en la cura social», y que en un mundo «que se ha vuelto tan increiblemente injusto, deformado y cruel», a veces «solo la fantasía puede ayudar a comprender la realidad. Solo actos de imaginación valiente podrán abrir nuevas soluciones, acercarnos el no al otro», afirmó. Ortiz recordó a su familia por ayudarle a descubri el campo aragonés y «las posibilidades que alberga una semilla».