Salían de un violonchelo los acordes del Canto de los pájaros cuando ayer se descubrió el memorial que rinde homenaje a José Atarés, alcalde de Zaragoza entre los años 2000 a 2003. El monumento al primer edil está ya ubicado en uno de los extremos de la avenida que a partir de ahora llevará su nombre --antes Ranillas-- y que, además, entre la plaza Europa y la Expo, encarna un cruce de caminos entre el Casco Histórico y la nueva ciudad que él contribuyó a crear, con la Ciudad de la Justicia al fondo. Una forma de recordar también su "segunda pasión", el Derecho, como aseguró su hija Laura.

En el acto estuvo toda su familia, encabezada por su mujer Cristina González, y sus hijos Laura y Kostia, pero también buena parte de la clase política aragonesa. De su partido y también de otros, dado que pocos políticos han concitado tanto consenso en la "bonhomía" que destacó la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, que compartió trabajo municipal con Atarés en sus tiempos de alcaldesa --y a la que que él sucedió cuanto esta marchó a Madrid--.

Acudieron al acto consejeros de Gobierno de Aragón como Javier Campoy o Antonio Suárez; el delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, el presidente de la diputación provincial (DPZ), Luis María Beamonte, y casi todo el grupo municipal popular o el secretario general del PP aragonés, Octavio López.

Atarés, nacido en 1960 en El Vallecillo (Teruel), pero zaragozano de adopción, llegó a la primera fila de la política municipal en 1995 de la mano de Rudi, con la que fue teniente de alcalde y la que sustituyó en el 2000 cuando ella fue a Madrid para presidir el Congreso de los Diputados, hasta que en el 2003 ganó las elecciones el actual alcalde socialista Juan Alberto Belloch.

Su rivalidad política inicial se transformó con el paso del tiempo. El propio Belloch se emocionó al hablar de su "amigo", un "político de raza", "una buena persona y un mejor alcalde". De hecho, explicó que la elección del lugar para el memorial había sido "a conciencia" por la conexión visual que se produce desde allí con el Casco Viejo como con el recinto Expo.

La hija del exalcalde, Laura, lo agradeció también, dado que la Expo fue un proyecto que su padre promovió "con mucha ilusión". También recordó los momentos que pasaron en el recinto, visitas en las que "disfrutaba como un niño". "Seguro que, desde el cielo, nos está viendo con una gran sonrisa", dijo.