Era habitual que el teléfono sonase de madrugada. El padre de Eloy Suárez era veterinario y cada dos por tres había que ir a las granjas de los alrededores de Alcubierre (Huesca), donde vivían, para atender a los animales. "Yo lo solía acompañar para que no fuera solo, me gustaba mucho", explica el hoy portavoz y candidato a la Alcaldía de Zaragoza por el PP. Para él suponía un enorme esfuerzo porque luego debía ir a la escuela. Ahí se fraguó, asegura, su vocación por el servicio público. Su madre es de Alfaro, donde sus padres pasaban el fin de semana cuando le sobrevino el parto. Él nació en Tudela, en 1962.

Decía Albert Camus que un hombre se define tanto por sus comedias como por sus impulsos sinceros. Los que le conocen dicen que Eloy Suárez es tímido y sincero; "un trabajador incansable". Lo aprendió en su casa. La misma que tuvo que dejar a los ocho años para ir a Zaragoza a estudiar. Estuvo interno en Corazonistas. Pero los fines de semana salía pitando hacia su pueblo, Alcubierre. De esos días guarda todavía recuerdos; de las escapadas en bicicleta con los amigos, de las excursiones a la caza de ranas. Fue un estudiante aplicado. En eso no ha cambiado. En las Cortes trabaja cada tema hasta la extenuación. Prepara los discursos con sus colaboradores, pero luego los remata con su propio puño y letra. "Es muy perfeccionista, le gusta conocer a fondo todos los asuntos y para eso no le importa pedir consejo y asesorarse", cuenta un dirigente del PP regional.

El mismo empeño que ha aplicado en su tarea como portavoz, lo puso en la Facultad de Derecho, en la que se licenció en 1985. Allí conoció, en el segundo curso, a su mujer, Mercedes. Desde entonces han estado siempre juntos. Ella ha sido su gran apoyo en los momentos cruciales que ha vivido. Sacó las oposiciones de secretario de la Administración Local. Fue secretario de Robres, Torralba de Aragón y Senés de Alcubierre. "En algunos de estos municipios todavía hay gente que se acuerda de él y que pregunta. Dejó muy buen recuerdo", explica el presidente del PP oscense, Antonio Torres.

Se casó con Mercedes. Nada más regresar del viaje de novios le detectaron un cáncer. La lucha contra la enfermedad le forjó el carácter y le exigió el mayor de sus esfuerzos. Anduvo por ese peligroso abismo. Pero lo superó, gracias a su familia. Sobre todo de su esposa. "De no ser por ella no lo hubiera logrado", se sincera. En plena batalla se amarró a lo que más quería, a sus seres más cercanos, a sus amigos y también a la montaña. El senderismo, el esquí y el contacto con la naturaleza son sus aficiones. Es un gran caminante. El pico de la Salvaguardia es uno de sus preferidos, un espacio en el límite, que también en los momentos difíciles le ha servido para salir adelante. Lo suyo ha sido caminar en la frontera.

Imagen distante

Eloy Suárez transmite una imagen casi aristocrática. "Es mi estilo", dice. "El mismo se compra los trajes", cuenta Torres. Pero su mujer también le asesora. Es su estilo. Impecable. También un tanto distante. Quizás por su timidez. "Pero en realidad es un trozo de pan", advierte uno de sus mejores amigos, el también popular y alcalde de Tarazona, Luis María Beamonte. Va a misa algunos domingos. Apenas bebe. Se declara de centro derecha. Otros lo ven de centro reformista. No le importaría casar a matrimonios homosexuales si llega a la Alcaldía. No es partidario de la eutanasia. Apuesta por la vida. Apenas ha podido viajar. Pero tiene pendiente una escapada a Lanzarote. Ahora está "cansado". Candidatura y portavocía le exigen lo máximo. Y él lo da todo. No entiende la vida de otra manera.