El embalse de El Val, en el somontano del Moncayo, impidió ayer que una brusca crecida del río Queiles tuviera efectos desastrosos en los municipios por los que pasa, entre ellos Tarazona. La presa retuvo el gran volumen de agua producido por las fuertes lluvias caídas en la cabecera de este afluente del Ebro, pero las autoridades aconsejaron a los vecinos que se abstuvieran de tomar agua del grifo debido a su elevada turbidez.

El propio alcalde de Tarazona dictó un bando en el que aconsejaba a la población no utilizar el agua de la red para consumo humano, mientras los servicios municipales trabajaban para resolver el problema en la red de suministro.

"En el casco urbano no hemos tenido ningún daño, dado que la suelta controlada del embalse ha permitido que se regulase bien", ha señalado esta mañana una portavoz del cosistorio turiasonense. "En los pueblos de los alrededores todavía desconocemos todavía si hay algún daño en caminos acequias o en alguna infraestructura", añadió esta misma personas.

La única afección registrada, señaló la fuente municipal, es en el agua de boca. "Gracias a los depósitos de Montepinos, que son los que van a abastecer la ciudad mientras limpian los de la potabilizadora, en tres o cuatro horas se podrá restituir el servicio", aseguró la portavoz.