La rápida sucesión de episodios de lluvias y nevadas que ha marcado el final del invierno y el comienzo de la primavera ha tenido un efecto beneficioso en los embalses de la cuenca del Ebro. En la actualidad, con un total de 6.440,5 hectómetros de agua retenidos en las presas, se encuentran al 85% de su capacidad, casi mil hectómetros más de lo que había hace un año y un 5,84% por encima de la media de los últimos cinco años, situada en 5.998 hectómetros cúbicos. Este volumen constituye una garantía de éxito para la nueva campaña de riegos que está recién empezada.

Algunos embalses, como el de Yesa y el de La Sotonera, están al 92,2% y al 95% de su capacidad de almacenamiento, lo que refleja la importancia de las lluvias y las nevadas en las cabeceras de los ríos Aragón y Gállego.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) señala que se trata de valores normales para la época del año en que estamos y que, pese a la previsión de más lluvias este mes de abril, no se ha acentuado el desembalse de agua con el fin de mantener el llamado volumen de resguardo, el hueco que cada embalse debe poseer para poder alojar las nuevas aportaciones de las precipitaciones y la fusión de la nieve.

Este volumen de resguardo no es un valor fijo sino que varía en función de la época del año, el régimen de precipitaciones y las necesidades de agua tanto de la agricultura, que es con ventaja el primer consumidor, la industria, el consumo humano y la producción de energía eléctrica.

«En estos momentos no hay maniobras especiales pensando en las lluvias previstas para estos días», informan en la CHE. «Sí que hay unos vertidos concretos debido a las lluvias de la última semana de marzo y principios de abril, con el fin de mantener los resguardos actuales, dado que todavía sigue entrando agua en los embalses», añaden.

Se trata de una época del año en la que los responsables de la cuenca del Ebro están muy atentos al comportamiento del tiempo, en particular por el deshielo, con la vista puesta en el inicio de la campaña de riego, en unos casos, y en las necesidades de turbinación, en otros. Además, los embalses de ámbito estatal están regidos por una normativa que la CHE debe aplicar en cada caso.

Sueltas controladas

En la actualidad, según los últimos datos existentes, en el embalse de Caspe se están desembalsando a razón de 35 metros cúbicos por segundo, en el de Calanda 16, en el Santolea 15, en el de Las Torcas 3, en el de La Tranquera 5, en el de Gallipuén 1 y en el de Yesa 20 al canal de Bardenas, más la cifra que se corresponde con el caudal ecológico.

Los desembalses no se hacen en función de un solo embalse si no que se tienen en cuenta los sistemas hídricos de cada cuenca, pues se debe guardar un equilibrio que permita hacer frente, río abajo, a las necesidades de consumo agrícola, industrial, humano y eléctrico, y río arriba es preciso tener en cuenta la evolución de las lluvias y la fusión de las nieves.

El objetivo es que los embalses, en épocas de intensas aportaciones, por lluvias o el deshielo o ambos fenómenos combinados, puedan servir para laminar las avenidas y evitar las crecidas. En este aspecto, en la margen izquierda del Ebro desempeñan un papel fundamental los embalses de Yesa y de Itoiz, en particular el primero, dado su gran capacidad.

De ahí que los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro mantengan siempre un estricto control sobre la cuenca del río Aragón, así como de los ríos navarros que descienden del Pirineo, sin olvidar, claro está, el comportamiento de los afluentes situados en la cabecera, en la vertiente sur de la cordillera Cantábrica y de los montes del País Vasco, donde una rápida crecida repercute aguas abajo.

Yesa está al 92%

El de Yesa es un embalse de extremos. Hay años en que está lleno hasta arriba y años en los que su nivel baja tanto, especialmente al comienzo del otoño, que emergen del agua y el barro las ruinas del antiguo balneario de Tiermas. Este año, de momento, es la primera imagen la que ofrece este pantano construido a comienzos de la década de los años sesenta en la ribera del río Aragón, entre Berdún y la localidad navarra de Yesa, para atender primordialmente las necesidades de la nueva zona regable de Bardenas, en la punta septentrional de la provincia de Zaragoza.

En efecto, el embalse posee 446,882 hectómetros cúbicos, lo que supone el 92,2% de sus capacidad, un volumen que no puede sino aumentar a medida que avance la primavera y se acentúe el deshielo en el valle del Aragón. Así pues Yesa almacena en la actualidad 412,179 hectómetros cúbicos, cerca de siete más que hace solo una semana y un 0,90% menos que hace un mes. Hace un año solo retenía 250,718 hectómetros cúbicos, dado que el 2019 fue más seco de lo que está resultando el comienzo del 2020. Además, el volumen total guardado en la actualidad se eleva un 9,45% por encima de la media de los últimos cinco años.

La CHE ha reforzado la capacidad de desagüe de 58 ríos

La Confederación Hidrográfica del Ebro, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), ha realizado en estos primeros meses del 2020 un total de 58 intervenciones para mejorar la capacidad de desagüe en cauces de la comunidad autónoma de Aragón (23 en Zaragoza, 11 en Teruel y 24 en Huesca).

Estas actuaciones, cuyo objetivo es reducir los riesgos por desbordamientos en situaciones de crecida, se integran en el proyecto general de conservación de cauces y gestión ambiental de la confederación y se unen a otras 103 ejecutadas en el 2019.

En concreto, en la provincia de Zaragoza las actuaciones finalizadas durante el presente ejercicio se localizan en los ríos, Ebro, Queiles, Huecha y en los barrancos de Pedrogal y Pradillo de Lituénigo, de la Calzada, las Suertes, del Huerva y Machuquilla.

En Huesca, los trabajos se han desarrollado en los ríos Flumen, Guatizalema, Aragón, Gas, Isuela, Sotón, Majones y Moro; en los barrancos de Solipueyo, Nisarre y de Eriste y en humedales en Lalueza y La Clamor.

En Teruel, los trabajos se localizan en los ríos Hurón, Martín, Homero o Las Parras, Pancrudo, Palomar o Ancho, Aguas Vivas y en el barranco de Tarín.

Los trabajos consistieron, principalmente, en la retirada de obstrucciones en cauces formados por árboles caídos, ramas secas y otros restos vegetales que al reducir la sección del río, impedían la normal circulación del agua y favorecían la acumulación de sedimentos, con un mayor riesgo de desbordamientos en futuras avenidas.

También se han realizado otras acciones como limpiezas, aclareos y podas selectivas en tramos de ríos que presentaban vegetación excesiva y sedimentos en cauce; reparaciones de márgenes dañadas, con redistribución de sedimentos y plantaciones para consolidarlas, que en su conjunto, contribuyen a mejorar la capacidad de desagüe de los cauces.

Hay que recordar que en Aragón el pasado año se realizaron 103 intervenciones similares, en concreto, en los ríos Aguas Vivas, Cámaras, Jalón, Perejiles, Aranda, Piedra, Manubles, Valdepomer, Queiles, Ebro, Agonías, Arba, Huecha, Huerva y Regal y en los Barrancos Luzán de Los Fayos y San Miguel de Urriés (en la provincia de Zaragoza); en los ríos Martín, Mena, Palomar, Salgar, Vivel, Estercuel, Guadalope, Aguasvivas, Pancrudo, Jiloca y Laval, en el arroyo de Marineta y en los barrancos de Torres de Arcas. y La Val de Hinojosa de Jarque (Teruel) y en los ríos Sotón, Flumen, Isuela, Ésera y Vero, en Valdabra y en los barrancos Foricón de Plan y de Fustar y de la Sierra en Salas Bajas (en Huesca).

Proyecto de conservación de cauces

Los trabajos de recuperación del entorno fluvial se enmarcan dentro del proyecto de conservación de cauces que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) desarrolla en toda la cuenca para detectar zonas potencialmente peligrosas, mejorar la capacidad de desagüe y en caso de avenidas, evitar desbordamientos. La restauración fluvial es, además, una de las medidas del Plan de Gestión de Riesgo de Inundación del Ebro (el PGRIEbro), que responden a una fórmula básica 3P+R: prevención, protección, preparación y reparación, esta última dirigida a la recuperación y revisión tras las inundaciones. Las actuaciones refuerzan las orillas y el cauce.