Durante la sesión de tarde de ayer tuvo lugar una entrevista a Emilia Roig, fundadora y directora ejecutiva del Center for Intersectional Justice (CIJ). La conversación se centró en cómo el sistema de colonización y patriarcado influyen en la sociedad machista en la que vivimos en la actualidad.

En este sentido, Roig afirmó que “la decolonización es un esfuerzo constante que debemos hacer para evitar la opresión de los grupos minoritarios”. Añadió que, en las rutinas diarias de la vida, muchas personas incluso sin darse cuenta, cometen actos y tienen actitudes machistas o de desigualdad. Por ello, afirmó que todos los estados deberían tratar las cuatro dimensiones que atentan contra la igualdad: la individual, la estructural, la desigualdad y la histórica.

Según la fundadora de CIJ, la mayoría de los estados contemplan únicamente la primera de las dimensiones, la individual, pero no siempre se trata de individuos que atentan contra la igualdad, sino que hay que mirar mucho más allá y tener en cuenta qué estructuras también la fomentan o que aspectos históricos la promueven.

Además, Roig afirmó que “no hay ninguna cultura o religión que no sea un patriarcado, aunque quizás sea más visible en unas que en otras”. Y puso un ejemplo claro de colonización en el feminismo hablando del momento en el que se quiso aceptar que las personas de raza negra tuvieran derecho a votar. En ese momento, las mujeres blancas estadounidenses se rebelaron alegando que ellas eran blancas y no tenían acceso al voto, cuando, según Roig, lo óptimo hubiera sido “unir fuerzas y exigir ese derecho como mayoría unitaria, como personas”. Algo similar ocurrió en Reino Unido, explicó, cuando las mujeres blancas y de clase alta estaban en contra de que las mujeres humildes pudieran optar al mismo derecho, estableciendo así diferencias entre unas y otras.

Así, propuso crear un frente unificado para luchar contra el sistema. “La gente en la actualidad ve las diferencias como algo malo. No es cierto que no existan diferencias, lo que hay que valorar es que las diferencias son hermosas, pero no por ello unos son superiores y otros, inferiores”, mencionó Roig, quien añadió: “No se trata de borrar las diferencias sino de deshacerse del binario hombre-mujer. Solo avanzaremos cuando consigamos un movimiento unido”.