Nació en Madrid, vivió un tiempo en Bilbao y, después, se trasladó a Zaragoza. Sin embargo, por sus venas corre sangre 100% de origen chino. «Soy una buena mezcla», confiesa entre risas. Yaxi Ye es propietaria en la capital aragonesa de una inmobiliaria y forma parte de la Asociación de Chinos de Ultramar. «Me siento una más, muy bien acogida, integrada en la ciudad y con la gente, pero sí reconozco que la comunidad china es cerrada», confiesa.

Sus padres llegaron a España hace 30 años por trabajo. «Vinieron a empezar de cero y eso en un país tan diferente es muy difícil. En aquella época había todavía menos tolerancia», declara.

Ella, que lleva casi 2 años en Zaragoza, cursó Primaria, Secundaria y Bachillerato en Bilbao y, después, en la Universdidad de Deusto se graduó en Administración y Dirección de Empresas con Lenguas Modernas. «Llegué a Zaragoza casi por casualidad, porque unos familiares necesitaban ayuda en un bazar y vine de forma temporal. Después, encontré trabajó y me quedé. Me siento muy bien aquí», confiesa Ye. «Noto mucha diferencia con Bilbao. Allí no es fácil integrarse en la vida nacional, pero los aragoneses son más receptivos y cercanos con los inmigrantes», cree.

Yaxi Ye, sin embargo, apunta que vive «en los dos mundos» y percibe «muchas contradicciones entre culturas», indica. «Son antagónicas, con costumbres variadas. Con mis padres vivo una realidad y mi día a día es otra. Un chino que llega a un sitio nuevo lo primero que hace es buscar compatriotas para hacer piña, estar con ellos y no relacionarse con nadie más. Eso es por la autosuficiencia también que siente la comunidad china, de hacer todo ellos sin ayuda de nadie más», explica.

Yaxi Ye, desde la Asociación Ultramar, ayuda a la comunidad china con las gestiones y trámites. También desde su trabajo en la inmobiliaria hace de intermediaria y facilita las necesidades del comprador chino. «Hacemos transacciones con todo el mundo, pero en mi caso, por mi manejo del idioma, me encargo de tratar con el cliente chino. No es fácil adquirir una propiedad para un inmigrante chino, se pide mucho papeleo, y el marco legal es complicado», cuenta. Y añade: «Somos la única inmobiliaria de Zaragoza que está muy centrada en ayuda a la población china», dice.

Ye «nunca» ha sufrido situaciones de racismo o estigmatización por ser china. «Ni por mis rasgos ni por ser mujer. De hecho, creo que son ellas las que más se relacionan con los vecinos», apunta. Su intención es continuar en Zaragoza. «Me gusta mucho la zona de la ribera del Ebro. Estoy encantada», dice.