Las subcontratas de la térmica de Andorra, que emplean a algo más de 100 personas, mantendrán sus plantillas hasta el cierre definitivo de la planta el próximo 30 de junio, lo que despeja el temor a que estos trabajadores sean despedidos de forma inminente al quedar carbón (50.000 toneladas) para entre 15 y 20 días de producción eléctrica. Este colectivo, el más desprotegido por el fin de la industria carbonera, gana así algo de tiempo, pero la incertidumbre sobre su futuro laboral persiste. Por este motivo, este jueves se ha celebrado en la ciudad de Teruel un nuevo protesta para reclamar que la prometida transición no margine a estos empleados.

Un centenar de personas han participado en la manifestación, que ha partido a las 11 de la mañana de la plaza del Torico y ha finalizado medio hora después en la de San Juan, donde se ha dado lectura a un comunicado frente a la sede de la Diputación Provincial de Teruel. El pleno de esta institución ha aprobado precisamente este jueves una declaración de apoyo a estas demandas.

CON CRUCES Y ATAÚD

Los manifestantes han portado cruces y un ataúd para simbolizar la muerte anticipada de una transición justa que no acaba de visualizarse, a la espera de que se firme en próximas fechas el convenio que marcará las bases del plan de reconversión de la comarca que pilota el Gobierno central.

La protesta fue convocada por CCOO, UGT, el comité de la térmica, la Asociación de Jubilados y Pasivos de Endesa y la plataforma de empleados de las subcontratas. La mayor parte de los participantes han pertenecido a este último colectivo, que exige «garantías laborales» en este proceso de descarbonización. También fue muy visible la presencia de miembros de Teruel Existe, IU, PCE y CNT.

Maessa es la principal empresa auxiliar de la térmica, con 42 trabajadores. Son medio centenar menos que hace un año. «La mayoría de los que se han ido han acabando buscando trabajo en Zaragoza. Incluso tengo un compañero que se ha ido a Estados Unidos», ha asegurado José Antonio Crespo, trabajador de esta firma, quien ha confiado en no perder su empleo hasta el 30 de junio. Aunque no existe ningún compromiso firme al respecto, todo parece apuntar a que así ocurrirá con todos los trabajadores de las auxiliares, a las que Endesa ha encargado labores para preparar el desmantelamiento de la planta.

«Gracias a las protestas hemos logrado frenar los despidos», ha apuntado. Así lo cree también Ángel Villen, que trabaja en Nervión, dedicada a la limpieza industrial de la central y que mantiene a 21 efectivos. «La presión ha ayudado para no echen más gente a la calle, pero no sabemos qué será de nosotros a partir del 30 de junio. Estamos pendientes de los cursos de formación para trabajar en el desmontaje», ha lamentado.