Mientras se decide cuándo y cómo se reforma el estadio de La Romareda el Gobierno PP-Cs en el Ayuntamiento de Zaragoza aclara qué pasos piensa dar o cómo prevé financiar las obras, otras operaciones inmobiliarias se suceden en el entorno más próximo al campo de fútbol. La última en cerrarse afecta al convento de Santa María de Jerusalén, vacío desde el 2014 tras la marcha de las últimas cinco monjas de la congregación y vendido a una de las firmas inversoras privadas más reconocibles de Aragón, Bancalé, de Juan Fabre, a través de su empresa Enta Properties. Además, ya tiene planes de futuro para esta codiciada propiedad que, aparte de la edificación, cuenta con dos hectáreas de superficie, la que era su huerto.

El rastro que se conocía de la operación lo desveló ayer el concejal Fernando Rivarés, de Podemos-Equo, en la Comisión de Urbanismo celebrada en el consistorio, cuando preguntó por la licencia de derribo solicitada por el abogado zaragozano Fernando Zamora en representación de Enta Properties. El gerente de Urbanismo, Miguel Ángel Abadía, admitió la solicitud, después de que, sorprendentemente, el responsable del área, Víctor Serrano, dijera que no le constaba.

35 ALTURAS

Según ha podido saber este diario, Bancalé Servicios Integrales al parecer ha hecho efectiva una opción de compra que tenía desde hace años y ha desembolsado «unos 6 millones» por hacerse con esta pastilla, para demoler lo edificado, construir después y alquilarlo luego a otra empresa ya atada. Pero como los responsables del Real Zaragoza han estado desde hace muchos años, más de tres décadas, ansiando este terreno, y Fabre se les ha adelantado, el edil de la formación morada fue más allá y preguntó a Serrano por una posible reconversión en rascacielos de esta parcela del número 10 del paseo Isabel la Católica. «¿Es verdad que alguien quiere levantar allí una torre de viviendas de 35 alturas donde solo se permitían 13?», preguntó.

Rivarés planteó sus dudas sobre que tras esta operación exista una vinculación a la reforma del estadio y su futura financiación privada. Y por el hecho de que el letrado que presentó la petición de licencia de demolición haya tenido relación en el pasado con el club o con algunas de las reclamaciones judiciales contra resoluciones municipales, como la expropiación de suelo al Club Tiro de Pichón para la Expo del 2008, «que le ha costado al ayuntamiento más de 10 millones de euros». O que se produzca justo con el cambio de Gobierno de Zaragoza y la Alcaldía de Jorge Azcón «orgullosamente servil a cinco familias de Zaragoza».

«¿Es verdad que esos suelos colindantes al estadio permitirían pagar la parte privada de la reforma?», añadió, a la vez que calificó de «pelotazo» urbanístico lo que planea sobre esta zona y de «favorcito como los que se hacen con Torre Village». Además, le preguntó directamente al Gobierno PP-Cs si baraja la construcción de un nuevo campo en otra ubicación de la ciudad.

A esto último, Serrano fue tajante: «Lo que se está planteando es una remodelación, en ningún caso su traslado a otro sitio de Zaragoza», respondió. Definió el momento actual como un «prólogo» de un objetivo, la reforma del estadio, que es «una ilusión de la ciudad». «No es un compromiso del alcalde, sino del Gobierno PP-Cs y un anhelo de los ciudadanos», apostilló, a la vez que le reprochó a Podemos y ZeC su «miedo al Urbanismo» y a calificar todo «como pelotazo».

Serrano confió en consensuar una reforma financiada con «colaboración público-privada» y descartó que haya vinculación entre la compra del convento y la futura reforma. La venta del inmueble, vacío desde el 2014, «no tiene nada que ver con el prólogo». Respecto a la vinculación del abogado, negó que se pueda «establecer algún tipo de paralelismo» entre los dos proyectos y tildó de «tendencioso» que Rivarés lo haga solo porque se contrate a este letrado, porque tiene «una larga trayectoria en la ciudad y ha defendido otros intereses».