Cariñena era ayer un hervidero de rumores. Rafael Agustín, el agresor, es una persona muy conocida en la localidad, donde regentó hasta su jubilación un concesionario de automóviles. "Vino de La Rioja, se casó con Amelia, que era una chica de aquí, y nunca habían dado que hablar ninguno de los dos", comentó Gregorio, un vecino.

Sin embargo, en algunos corros se hacían conjeturas. "Puede que él estuviera celoso, porque al fin y al cabo ella era nueve años menor que él", señaló un hombre que no quiso revelar su identidad.

En las tiendas de la calle Mayor, la misma en que vivían el agresor y su víctima, no daban crédito a esta explicación. "Ella nunca le había dado pie a él para que tuviera celos", manifestó el propietario de una tienda de tejidos. "En apariencia eran un matrimonio feliz, bien avenido".

Aficionados a los viajes

"Se llevaban muy bien", confirmó una vecina del mismo edificio donde se produjo el suceso. "Eran muy aficionados a los viajes y siempre estaban por el mundo, hace poco habían regresado de las islas Canarias".

"Puede que Rafael fuera bebido", declaró un amigo de la pareja. "No es un gran bebedor --añadió--, sólo un vaso de vino de vez en cuando, pero se ve que estaba medicándose por problemas de tensión o de circulación y puede que la bebida le haya hecho algún tipo de efecto".

Los habitantes de Cariñena estaban ayer apesadumbrados. El matrimonio era conocido por toda la población. "Carlos, el único nieto que tienen hasta ahora, está a punto de recibir la primera comunión", dijo una mujer que explicó que la pareja con la que estaban cenando el agresor y su víctima cuando se produjo el acuchillamiento "había venido de propio desde Madrid" para asistir a la fiesta familiar.

"No discutían nunca, al menos en público", añadió la misma persona. "Para los de Cariñena ha sido algo totalmente inesperado, pues nunca habíamos oído que se llevaran mal".

"No es un caso de malos tratos", opinó otro vecino. "Que se sepa, ella jamás había presentado una sola denuncia".

Rafael y Amelia tienen dos hijas de 39 y 34 años, la primera con un niño de 9 años, mientras que la segunda se halla embarazada en la actualidad.

Precisamente la agresión se registró cuando la mayor de ellas, Anacrís, cenaba con sus padres en compañía de un primo hermano.

"Estaba acostada y oí unos gritos ahogados, como de un animal o algo así", relató una vecina de Amelia. "No le di importancia, pero al poco tiempo oí un ruido fuerte, de algo que caía al suelo".

"Perdió el sentido"

Según comprobaría más tarde esta mujer, "el ruido lo produjo Anacrís, que perdió el sentido y cayó al suelo al ver lo que había sucedido".

"Poco después --agregó la testigo--, se presentó un médico que no pudo hacer nada por la pobre Amelia".

"Rafael también estaba herido, en la tripa, aunque yo no sé si era porque se había clavado el cuchillo o porque se le había abierto la herida que tenía desde que hace poco se operó de una hernia".

Minutos más tarde, llegaron efectivos de la Guardia Civil y detuvieron al agresor, que permanecía en la vivienda.

"Es extraño", comentó la testigo. "Para mí que le tuvo que dar un ataque de locura, porque lo cierto es que estaba entusiasmado con ella, la adoraba".

Celos o locura. Las dos interpretaciones aparecían ayer en todas las conversaciones de los vecinos de Cariñena. El ayuntamiento, donde es concejal un yerno del agresor, convocó un pleno para condenar la violencia doméstica.