Noemí Irigoyen es una joven de 29 años que lleva ya seis de ellos viviendo en Dubín. Puso rumbo a Irlanda con el grado universitario de Comunicación Audiovisual ya aprobado. A pesar de esto, se fue a trabajar como niñera con el único propósito de mejorar su nivel de inglés. «No tenía muy claro hacia dónde dirigir mi carrera profesional y decidí mudarme a un país de habla inglesa para mejorar el idioma» explica.

Después de un año disfrutando de esa aventura, Noemí regresó a España, elección que no duró demasiado tiempo porque «el 2015 fue la fecha en la que me mudé por segunda vez a esta pequeña ciudad y aquí sigo cuatro años después».

En tan solo un mes encontró trabajo en una subcontrata de Google en Dublín. Actualmente trabaja gestionando las campañas de publicidad online en Linkedin. Noemí expresa que el motivo principal por el que decidió volver a Irlanda, aparte de «la ambición por poder tener más opciones laborales, dinero para poder viajar, invertir o comprar», fue «la oportunidad, no solo de encontrar un trabajo con estabilidad y un balance entre la vida social y el trabajo, sino de promocionar, que es inmensamente más alta a la que podemos tener en España».

El salario mínimo en la isla es de 1.656 euros, 500 más que en comparación con España, donde este año es de 1.050, pero en 2018 fue de 858. A pesar de que el coste de vida es más elevado en Irlanda, Noemí afirma que en tres años en Dublín ha triplicado su salario, «cosa que veo inviable en España, pero aquí si eres constante y ambicioso puedes mejorar mucho profesionalmente y ascender más rápido».

Noemí insiste también en que, como en todos los sitios, «si quieres un buen trabajo, te lo tienes que conseguir, pero sí que es verdad que aquí cuentas con un mayor rango de ofertas, sobre todo para las personas que trabajan en ventas».

En cuando a lo de volver a España «la respuesta es claramente sí» afirma la joven, que no se muestra tan rotunda a la hora de responder a la pregunta tan demandada de cuándo.