--Esta semana ha sido nombrada alcaldesa del barrio más pequeño de Zaragoza, que ya gobernó entre el 2007 y el 2011. ¿Con qué ánimos llega esta vez?

--Con muchas ganas, para que Torrecilla de Valmadrid siga prosperando.

--¿Cómo es que asume el cargo dos años después de empezada esta legislatura?

--Llego así porque en las elecciones hubo un empate. Y el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, decidió proponernos un pacto salomónico, tal y como él dijo entonces: dos años para cada uno de los candidatos. Me llamaron y me dijeron que eligiese cuáles, y opté por los dos segundos.

--En principio se iba a presentar usted sola por el PP, pero hubo otro candidato del PSOE.

--Fue una sorpresa para mi porque no me lo esperaba. Era mi vocal de confianza (del PP) y lo que menos me podía imaginar era eso.

--El relevo, ¿se ha hecho con normalidad?

--El traspaso se ha hecho, y se ha hecho bien. Ha sido correcto, pero con las palabras justas. Ha sido normal y correcto.

--¿Ya ha podido comprobar en qué situación le deja la alcaldía su sucesor?

--Todavía no, solo por encima.

--Solo va a estar dos años en vez de cuatro. ¿Tendrá tiempo de cumplir con su programa?

--Pues no lo sé, porque ya se quedaron muchos proyectos sin hacer por la crisis. Yo intentaré hacer lo posible pero todo no depende de mí.

--¿Cuáles fueron estas obras que quedaron pendientes?

--Lo primero será traer al barrio el agua desde el polígono Empresarium, ya que ahora nuestro depósito se abastece con camiones cisterna. Tenemos que asfaltar los caminos del castillo y del cementerio, adecuar la salida de la calle Barrio Alto y hacer la acera entre las calles Iglesia y Balsa. Hay que adaptar el baño del edificio municipal para los discapacitados, y poner una zona de ejercicios para los mayores en el parque.

--¿Qué le demandan los vecinos?

--En estos momentos, el cubrimiento de la pista polideportiva, que se va a hacer efectivo mediante el convenio que va a firmar el ayuntamiento con la Diputación Provincial de Zaragoza y gracias al PP. Este es uno de los proyectos más necesarios para el barrio porque evitará que no se pueda practicar deporte en días con mal tiempo o que se tengan que suspender las orquestas durante las fiestas patronales cuando llueva.

--¿Cómo está dotado Torrecilla en cuanto al transporte?

--Tenemos un autobús pero que no cubre todas las necesidades del barrio. Pero el problema está en que somos muy pocos, y un bus urbano no nos puede venir. De momento, un bus de Alosa viene los lunes por la mañana y vuelve por la tarde, y repite los viernes.

--¿Cree que va a influir en su día a día como alcaldesa que usted sea del PP pero en Zaragoza gobierne el PSOE?

--Yo creo que eso no tiene nada que ver. Como me dijo Belloch en mi investidura, yo soy su representante en el barrio.

--Después de la atípica elección con empate que contribuyó a la división de los pocos vecinos del barrio, ¿cómo piensa articular la participación ciudadana?

--Yo estoy abierta a todo el vecindario. De hecho, cuando había dinero para hacer obras, yo les preguntaba a todos por igual qué querían. Yo no les impongo nada. Aunque el barrio esté dividido yo no corto la comunicación con nadie.

--¿Qué legado le gustaría dejar?

--No son buenos tiempos para la economía, pero si pudiera me gustaría dejar a Torrecilla irreconocible, nueva, acabando todas las obras pendientes. También me gustaría colaborar en la reparación de la iglesia. El campanario ha habido que apuntalarlo. Menos mal que subí con el cura y me di cuenta de que un madero se había salido. Aunque veo complicado poder hacerlo esta legislatura.