Las procesiones de la Enclavación y del Nazareno llenaron de fervor las calles de la capital altoaragonesa. Uno de los momentos cúlmen de la Semana Santa se vivió ayer cuando se realizó el popular encuentro entre el Nazareno y la Inmaculada. La previsión de lluvia para los próximos días hizo que esta cita, una de las pomposas y vistosas de la Semana Santa oscense, brillara todavía más por la gran expectación.