Todo empezó hace justo un año. A finales del 2019, varios casos de una extraña neumonía empezaron a brotar en la ciudad china de Wuhan. El 31 de diciembre las autoridades sanitarias locales informaron del primer clúster de afectados por esta enfermedad respiratoria desconocida. Días más tarde, la Organización Mundial de la Salud (OMS) enviaría la primera alerta por el surgimiento de esta enfermedad y, a partir de ahí, todos sabemos cómo continúa la historia.

La parte menos conocida de esta cronología es todo lo que ocurrió en los laboratorios. El día 9 de enero, por ejemplo, el centro de control de enfermedades de China ya había identificado a un nuevo coronavirus como responsable de esas enfermedades.

Poco después, varios grupos de investigación la primera secuencia completa del genoma del patógeno y la publicaron en abierto para que todos pudieran acceder a esa información.

La comunidad científica lleva desde entonces intentando descifrar el funcionamiento del virus, de la enfermedad y de la pandemia para dar con una solución a la crisis sanitaria. Nunca antes se habían volcado tantos esfuerzos al unísono en una sola cuestión.

La carrera científica nunca había avanzado tan rápido. No lo ha hecho a la velocidad del virus, que va por delante arrasando con todo cuanto puede, sea primavera, verano u otoño, y dejando a comunidades como Aragón prácticamente sin descanso epidemiológico al atravesar esta ya su tercera ola.

Tras apenas un año de recorrido, con todo el planeta sumido en una pandemia, varios científicos interpelados por EL PERIÓDICO recuerdan que todavía hay muchas incógnitas por despejar. Estos son algunos de los ámbitos de la investigación en los que hoy por hoy hay más preguntas que respuestas.

Del 1 al 10, ¿cuánto se sabe ya del coronavirus?

MICROBIOLOGÍA BÁSICA: ANTONIO REZUSTA

Pasos al frente, pero queda un largo recorrido

Antonio Rezusta es jefe de servicio de Microbiología del hospital Miguel Servet de Zaragoza y ha vivido la pandemia desde el recurso que fue y es clave para la detección de los contagios: el laboratorio. Con un camino largo todavía por recorrer, Rezusta señala que «ya conocemos bastante» del virus y eso permite trabajar con unas nociones muy diferentes a las que había al principio. «Al principio no teníamos ni reactivos para empezar y cuando llegaron las primeras PCR las teníamos que mandar a Majadahonda porque la técnica no la teníamos aprendida. Ahora podemos hacer más de 1.000 y prácticamente todas las muestras salen en el día», dice Rezusta.

Reconoce que tuvieron «miedo» porque trabajaban con un virus muy peligroso y «no siempre» tuvieron los epi necesarios. «Todos hemos aprendido de los errores y si llega la vacuna en enero será una gran noticia, pero la investigación en covid, aunque haya varias en marcha, es necesaria seguir aplicándola».

FÁRMACOS: NURIA IZQUIERDO-USEROS

Sin un tratamiento efectivo disponible

Conforme se vayan despejando las preguntas más elementales sobre el virus, se podrá avanzar en la búsqueda de antivirales, tratamientos y vacunas contra el covid-19. «Se están buscando tanto medicamentos que eviten la infección como fármacos que sirvan para tratar a personas enfermas», resume Nuria Izquierdo-Useros, viróloga, inmunóloga y líder de un grupo de investigación sobre fármacos contra el covid-19 en IrsiCaixa. «La principal estrategia que se está utilizando consiste en reposicionar fármacos. Es decir, mirar si entre los que ya existen hay alguno que puede ser útil contra el covid-19», añade la experta.

El ensayo clínico sobre medicamentos contra el covid-19 más grande realizado hasta la fecha mostró que ninguno de los compuestos estudiados parecía reducir la mortalidad de los pacientes afectados. «Es complicado dar con un antiviral en tan poco tiempo, porque todavía hay muchas cuestiones de biología básica que no entendemos», sentencia la científica.

EFECTOS: JOSÉ MIGUEL GARCÍA BRUÑÉN

Síntomas variables e incertidumbre

«El tratamiento que se daba en abril ahora ya no se usa, así que seguimos sin tener mucha idea de este virus». Lo dice José Miguel García Bruñén, adjunto al servicio de Medicina Interna en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Desde marzo ha estado visitando a pacientes covid y asegura que hay «pocas evidencias claras» de cosas concretas.

«Parece que los corticoides son algo útiles a partir de los siete días, pero el remdesivir que parecía ser la solución ahora tiene poca evidencia», explica. «Sí hay fármacos biológicos que en momentos de inflamación ayudan, pero todo cambia de un día para otro», dice García.

Respecto a las secuelas, apunta que, a grosso modo, «dos tercios de los pacientes» se recuperan bien, pero un tercio presenta fatiga, cansancio o dolores de cabeza. «La fibrosis pulmonar se ve en un 2% de los casos, muy poco», añade. «Te acostumbras a manejarte en la incertidumbre, pero la situación es compleja desde el punto de vista emocional», asegura.

IMPACTO DURADERO: JUAN MARÍA HERRERO

La incógnita de las secuelas a largo plazo

¿Y qué ocurre con los pacientes que ya han superado la infección pero que todavía arrastran malestar? La incidencia de las secuelas sigue siendo otro de los grandes interrogantes sobre la mesa. Algunos estudios sobre el tema sugieren que 1 de cada 10 pacientes con una forma leve de covid-19 pueden arrastrar alguna forma de malestar durante semanas o incluso meses. En el caso de los afectados que han requerido hospitalización, las secuelas podrían afectar a más del 50% del total.

«La fatiga, el cansancio y el dolor de cabeza destacan entre los síntomas más persistentes, así como la sensación de falta de aire», argumenta Juan María Herrero, médico internista y vocal del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la sociedad científica SEMI. No está claro hasta qué punto estos síntomas están relacionados con la infección o por factores externos. Muchas de las preguntas solo se podrán contestar cuando haya pasado el tiempo necesario para mirar el problema con perspectiva.

INMUNIDAD: CARLOTA DOBAÑO

El interrogante de las reinfecciones

Ahora que la pandemia ya ha afectado a más de 56 millones de personas en todo el mundo, también crece la preocupación por la incidencia de las reinfecciones. Es decir, la posibilidad de que una persona que ya ha superado una infección se vuelva a contagiar. «No está claro cómo funciona la inmunidad frente a este virus. Todavía hay muchas brechas de conocimiento para poder dar respuesta a estas cuestiones», reflexiona Carlota Dobaño, viróloga del centro de investigación ISGlobal.

Las dudas sobre inmunidad son muchas. Como qué mecanismos activa el cuerpo ante una infección. Qué cantidad de anticuerpos se necesitan para que una persona esté protegida. Cuánto duran. Y qué diferencia un anticuerpo de calidad de uno que no lo es.

Sobre la incidencia de las reinfecciones, Dobaño considera que ha faltado tiempo e infraestructuras para entender la magnitud del problema. Pero es posible que haya más casos reincidentes que los detectados hasta la fecha.

EFECTO SOCIAL: JORDI ALONSO

Mella en la salud mental de la población

Mientras la crisis sanitaria avanza, los efectos de la pandemia sobre diferentes esferas de la sociedad se hace cada vez más evidente. Las autoridades sanitarias ya empiezan a hablar de fatiga pandémica y del cansancio emocional arrastrado durante estos meses.

Y las sociedades científicas alertan de un incremento exponencial en los trastornos psicológicos y psiquiátricos derivados de la situación. Entre los colectivos más afectados destacan aquellos que han estado expuestos de manera más directa al virus o aquellos que, debido a desigualdades existentes, arrastran las consecuencias más duras de la crisis. «Todo el mundo da por hecho que esta crisis tendrá un impacto en la salud mental de la población, aunque todavía no está clara la magnitud del problema», comenta Jordi Alonso Caballero, líder de un estudio sobre la cuestión de los efectos sobre la salud mental. Las consecuencias se conocerán a medio plazo, pero un año después ya hay síntomas de afección.