Las obras de la conexión del vial de Plaza, la A-120, con la A-2 también presentó "serias deficiencias e irregularidades" con un "perjuicio económico para la propiedad" que se concretaron en un desvío presupuestario del 92%. El informe pericial encargado en enero de este año por la empresa pública al arquitecto Guillermo Montaner también desglosa con detalle un sinfín de anomalías en una obra que se debía realizar en 12 meses por 7,5 millones de euros y acabó costando más de 14,4 en 47 meses de plazo. El presupuesto de liquidación fue suscrito por Nicolaas Groeneveld, director de obra de la supervisora de los trabajos, Intecsa-Inarsa; y Miguel Ángel Pérez, director técnico de Plaza. Ambos están imputados.

SIN SUPERVISIÓN Según este informe, basado en requerimientos y toda la documentación relativa a esta obra que sufrió varios aplazamientos y modificaciones, no tenía "plan de supervisión ni libro de órdenes" y la edición de los informes mensuales --42-- se hizo "en realidad al final de la obra, para realizar su entrega conjunta". Analizando la documentación que tuvo la empresa, concluye que "es insuficiente para cumplir con las exigencias del contrato".

Pese a la complejidad de la infraestructura, que incluía hasta un puente sobre la autovía, el perito considera que no se justificó ni se analizó con suficiencia las distintas actuaciones ni la calidad con la que se debían acometer. Sobre las certificaciones, aprecia "un crecimiento brusco de las cantidades certificadas". Entre las conclusiones, indica que el consultor "no realizó las tareas de análisis previo" ni se establecieron "procedimientos de control", se avalaron "a posteriori modificaciones desproporcionadas del proyecto" y la recepción de la obra tiene "elementos importantes inacabados".

A juicio del informe pericial, se tomaron decisiones "más allá de sus competencias técnicas y sin el debido respaldo de aprobación por la propiedad".