La investigación es el puntal sobre el que se asientan las esperanzas respecto al cáncer y, dentro de ella, los ensayos clínicos han pasado a tener un papel clave no solo en el tratamiento, sino también en la prevención. No siempre garantizan un éxito, pero son muchas las puertas que abren a la convicción de que la enfermedad se puede detener.

El elevado porcentaje de curación de un cáncer como es el de mama, cuyo Día Internacional se celebra hoy, se ha logrado gracias a ensayos clínicos, con importante participación de Aragón, que han dado como resultado fármacos capaces de hacer cambiar la visión negativa de la sociedad respecto a esta enfermedad. «Antes era difícil participar y acceder a ensayos internacionales, pero ahora España tiene un peso y ha dado un salto cualitativo. Tenemos fama de ser cumplidores a la hora de rendir cuentas», explica Teresa Puértolas, oncóloga e investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón.

Ella, desde que terminó la residencia en el 2001, aborda el cáncer de mama y ha participado en la puesta en marcha de numerosos ensayos clínicos donde se ha contado con la colaboración de mujeres de Aragón. «En pacientes con metástasis se ha descubierto que el tratamiento hormonal asociado a otro fármaco (inhibidores de ciclinas) consigue retrasar la aparición de recidivas (recaídas) hasta en un año. Eso se aprobó y hubo pacientes aragonesas en ese ensayo nacional», cuenta Puértolas.

VARIOS PROYECTOS

La oncóloga participa en el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), donde también un subgrupo de pacientes aragonesas forma parte de un ensayo clínico que intenta no hacer uso de la quimioterapia. «Lo que se quiere comprobar es que quizás no necesiten quimioterapia porque puede haber unos agentes biológicos menos tóxicos que les pueden beneficiar», añade.

La individualización de los tratamientos que supone el éxito de un ensayo clínico, así como la mejora de la calidad de vida de las pacientes son dos consecuencias de estos procesos que animan a las mujeres a participar.

«La superviviencia en cáncer de mama alcanza tasas muy altas. Podemos decir que hay muchas moléculas y alternativas a los tratamientos tradicionales, que tienen cada vez menos toxicidad. Todo con lo que diponemos ahora no tiene nada que ver a hacer diez años», dice Puértolas. Según datos de la comunidad médica, el cáncer de mama es en la actualidad el tumor más frecuente en mujeres occidentales y se diagnostican cada año cerca de 25.000 nuevos casos en España, 800 de ellos en Aragón.

CRONIFICAR LA PATOLOGÍA

El hospital Miguel Servet está considerado referente nacional en investigación. «El diagnóstico precoz es fundamental para conseguir la curación en el caso de que existan metástasis. Cada tumor tiene características diferentes y gracias a la biología molecular podemos afinar más en los tratamientos, pudiendo así conseguir cronificar durante largo tiempo la enfermedad», explica Puértolas. «Curar el cáncer de forma global no sé si algún día se conseguirá, porque en ocasiones se diagnostica en etapas avanzada, pero si podemos hacer que se detenga o estabilice, lograremos frenar esa lacra», añade.

«En mama, además de las revisiones de los programas de prevención, dirigidos a edades concretas, hay que ir más allá. Si se tiene antecedentes, debe haber un control más anticipado de las mamografías», matiza Puértolas.

Según fuentes del Servet, en el Servet hay 80 pacientes que están siendo tratadas en un ensayo clínico. Además, hay 18 ensayos activos de cáncer de mama en fase de selección de pacientes y otros 23 donde ya está finalizada la selección de afectadas.