Mercazaragoza recordó ayer que su matadero es un servicio público al servicio de terceros, empresas que, teóricamente, deberían de controlar la calidad de sus productos. Pese a ello, la propia empresa cuenta con un "riguroso control sanitario" a cargo de un equipo de siete veterinarios dependientes del Gobierno de Aragón, "quienes certifican las canales que se sacan para el consumo humano". A raíz del escándalo de la carne de caballo en productos congelados destapado el año pasado los mataderos intensificaron la vigilancia del equino. Sanidad ordenó a los Gobiernos autonómicos implantar este protocolo, que según las cifras ofrecidas por Mercazaragoza el año pasado descartaba entre un 10% y un 20% de los animales por alguna anomalía, que podía ser un simple descuido en la ficha de control del animal. Estos deben contar con un chip implantado que debe de corresponder con sus documentos.