Optimistas, pero realistas. Así se definen los colectivos ecologistas aragoneses que este año celebran su cuarenta aniversario. Aunque anotan muchos logros en su haber, saben que por delante quedan muchas parcelas que regular. Y una de ellas tiene que ver con la explosión de la ganadería porcina en la comunidad, así como con la gestión de los residuos que provoca. «Una solución sería que las empresas de integración asumieran el daño ambiental que producen, siguiendo la máxima de que el que contamina paga», propone el portavoz de Ecologistas en Acción, Juan Carlos Gracia. Hasta ahora, la labor de gestión de los recursos recae directamente en el propio ganadero.

La proliferación de granjas de cerdos está provocado una alteración ambiental evidente, ante la que consideran necesario aplicar una «moratoria» y dejar de conceder licencias hasta que se conozcan realmente los efectos y las consecuencias de esta actividad. El presidente de SEO/Birdlife, Luis Tirado, recuerda que ya existen soluciones tecnológicas que se podrían estar aplicando para paliar la transmisión de los nitratos al ciclo del agua. Además, habla de sistemas con filtros verdes que ya han demostrado su eficacia.

SIN CONVICCIÓN

Los ecologistas insisten también en exigir la aprobación de los planes de la Red Natura 2000 ya que el plazo para presentar esos documentos ante la Comisión Europea finalizó en el 2016. El consejero de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, no ha cumplido en toda la legislatura su compromiso de actualidad estos documentos que regulan los usos que se le puede dar a unos paisajes que suponen casi el 30% de la comunidad.

«Se han gastado ya casi tres millones de euros en su desarrollo y todavía somos la única comunidad autónoma que no ha conseguido aprobarlos», denunció uno de los portavoces de Ansar, Jesús Maestro. Además lamentan la falta de acción legislativa de la comunidad. «Lo poco que hemos hecho ha sido siempre para adaptarnos a las normas europeas, nunca se actúa por convicción, y eso es una tragedia», aseguran.

Las entidades ambientales son muy críticas también con el hecho de que el Gobierno de Aragón haya aprobado en los últimos meses de la legislatura una estrategia ambiental que no se va a poder desarrollar. Pero las críticas también se trasladan al Ayuntamiento de Zaragoza, la mayor ciudad de la comunidad, pues tampoco se ha puesto en marcha como debiera un plan ambiental que garantice un núcleo urbano sostenible.

La portavoz de Ansar Olga Conde señala que en estos cuarenta años de movimiento ecologista en Aragón la protección del medio ambiente ha abandonado la primera línea política y considera «un retroceso» que la coordinación en la materia ya no tenga un departamento autónomo en la administración autonómica.

POLÍTICA FLUVIAL

Más allá de abordar la contaminación difusa creen fundamental un avance en la gestión del ciclo integral del agua, pues todavía se siguen promoviendo regadíos a pesar de la falta de disponibilidad de recursos. «Si no controlamos las dinámicas fluviales todo el ecosistema enferma», explica Conde. Y pone como ejemplo la falta de previsión que se ha demostrado con la gestión de las inundaciones.

Otro de los retos a los que se enfrenta el movimiento es a la falta de relevo generacional. Confían en que el interés por el cambio climático revierta esta situación, pues numerosos estudiantes se han sumado estos días a una movilización global.