Las entidades que trabajan en el ámbito de la discapacidad en Aragón tuvieron ayer oportunidad de hacer llegar a los diputados que tramitan la futura ley de discapacidad (ley de Ordenación de los derechos y la atención a las personas con discapacidad) sus impresiones en torno a la futura norma y sus reivindicaciones en torno a la misma. En general la ley se acoge con satisfacción, pero casi todas las asociaciones pidieron no solo que se desarrolle rápido y se la dote económicamente, sino que sea más ambiciosa. Varias de ellas coincidieron en la necesidad de implantar una ayuda personalizada, con mediador o el asistente personal.

Los precedentes al respecto no son halagüeños. Como recordaron algunos de los intervinientes, en referencia a la ley de dependencia española, en once años nunca se ha concedido el servicio de asistente personal que contempla la norma, pese a haber habido varias solicitudes.

Fuentes del Gobierno de Aragón lo confirmaron, aunque argumentaron que hay una serie de requisitos, como que la ayuda se precise para estudiar o trabajar, o la necesidad de hacer un contrato al asistente a costa del peticionario, que disuaden de aplicarlo en favor de una ayuda a la familia. En cualquier caso, varias comunidades autónomas han pedido modificarlos.

Las Cortes adoptaron en su última modificación del reglamento la posibilidad de esta audiencia legislativa, con la que los colectivos afectados por una ley pueden mostrar sus reivindicaciones.

Entre las carencias con las que puede contar la norma, según fueron detallando los representantes de ONCE, ASZA, Salud Mental, Plena Inclusión, Coemfe, Zavi, Aspascide y Plataforma Di-Sí, están que no contempla a las familias. Ni a los grandes dependientes que requerirían del citado asistente personal. Una figura que, explicaron fuentes de Zavi (Zaragoza Vida Independiente), no tiene por qué ser 24 horas, sino un ayudante puntual en una tarea concreta.

Entre otros puntos, se abordaron la necesidad de educación escolar adaptada en todos los centros, sistemas adaptados para la violencia de género (como las pulseras para sordos y ciegos) o ayuda para la discapacidad cognitiva en todos los ámbitos (como explicar trámites). También el imprescindible mediador para sordociegos.