Las diferentes entradas a la plaza del Pilar han sido blindadas con bolardos antiterroristas. El Ayuntamiento de Zaragoza cumple así con la sugerencia realizada por la Jefatura Superior de Policía de Aragón, que adelantó EL PERIÓDICO. La recomendación se hizo tras el doble atentado terrorista en Las Ramblas de Barcelona y el paseo de Cambrils.

Los maceteros los colocó ayer por la mañana, un día después de que se anunciara la prohibición de estacionar en el paseo Echegaray y Caballero, en la parada habilitada para autobuses, con el objetivo de evitar ataques a la basílica del Pilar con coches bomba. Esta medida persigue evitar un atentado contra este templo que es el principal foco de atracción turística de la ciudad, además de simbolizar la Hispanidad. ubicado frente al párking disuasorio del tranvía, lo que facilita el enlace con este medio de transporte público y con varias líneas de bus urbano que pasan por esta zona.

La parada hasta ahora estaba habilitada en esta arteria de la ciudad para el estacionamiento de autobuses del Consorcio Metropolitano de Transportes.

Con la nueva orden, este espacio de estacionamiento se trasladará a la avenida de los Pirineos en sentido salida de la ciudad, en una zona donde ya existe parada. Inicialmente, el consistorio había previsto ubicarla en el paseo de la Ribera, pero tras sendas peticiones de los alcaldes de los barrios rurales ha optado por hacerlo en la avenida Pirineos por ser un punto más seguro.

Esta protección se complementará con un dispositivo de control y vigilancia de accesos que llevarán a cabo de manera ininterrumpida la Policía Local y la Unidad de Protección y Reacción (UPR) de la Policía Nacional que ya se puede ver en toda la ciudad y, especialmente, en el casco histórico y en el paseo Independencia, las zonas más concurridas de la capital aragonesa, desde el mismo día del atentado yihadista. Desde entonces, en la calle Alfonso I hay una dotación que vigila los accesos en unión con el centenar de maceteros instalados.

Este dispositivo es más amplio que el que se diseñó durante las fiestas navideñas, cuando se recomendó al consistorio la colocación de bolardos o maceteros disuasorios en aquellos puntos con mayor aglomeración de gente, como la calle Alfonso y la plaza del Pilar, epicentro de las actividades así como puntos concretos del recorrido de la cabalgata de reyes, el acto más concurrido de estas fiestas.