La muestra de videoarte 'Entre Nosotros' arranca hoy en Zaragoza con 11 obras de artistas contemporáneos, procedentes de países de Oriente Medio y el Magreb, en las que reflexionan sobre el impacto en las sociedades del progreso tecnológico en el contexto de un mundo global.

La exposición, financiada por el Centro de Arte y Tecnología Etopía, Zaragoza Cultural y la empresa Trazacultura, permanecerá en dicho centro hasta el próximo 21 de febrero y a partir de entonces se prevé que vaya recorriendo distintos centros culturales durante 2015 y 2016.

La forman algunos de los artistas con mayor proyección internacional de esos países y predominan los que poseen dobles culturas -origen árabe y residencia en un país occidental-, que relatan los encuentros y desencuentros entre Oriente y Occidente y como la globalización ha provocado una crisis de las identidades y una mayor visibilidad de las diferencias culturales.

Una de las obras más impactantes viene de la mano del dúo turco metalKLINIK, que ofrecen una gran pantalla con confetis volando de la mano de un gran despliegue de efectos especiales como metáfora de la "fanfarria continua" del consumismo, tal y como ha explicado la comisaria de la exposición, Sabrina Amrani.

También hay espacio para el humor con un vídeo firmado por el artista iraquí Adel Abidin quien, inspirado en 'La Guerra de las Galaxias', muestra a dos ejecutivos luchando con dos fluorescentes en una oficina, expresando así el dramatismo que conlleva la competitividad en las grandes corporaciones.

La egipto-libanesa Lara Baladi trae la proyección más larga de la exposición, de 42 minutos, en la que a raíz de la revolución egipcia de 2011 comenzó a coleccionar imágenes de otros acontecimientos históricos que le recordaban a lo que sucedía en su país, como imágenes de "El Gran Dictador" de Chaplin, de la plaza de Tiananmén, de Corea del Norte, Gandhi, la Madre Teresa de Calcuta o del Pato Donald luchando contra los nazis.

Por su parte, la artista libanesa Mireille Astore rescata una fotografía anónima de principios del siglo XX en la que aparece un hombre junto a doce mujeres y la manipula insertando su cara en los diferentes rostros de la instantánea para reflexionar sobre el concepto de identidad.

El toque irónico lo refleja 'NO', obra de la ruso-tunecina Nadia Kaabi-Linke, que reunió dentro de una iglesia anglicana a un grupo de compatriotas para responder negativamente a coro a toda la retahíla de preguntas que inquiere la agencia fronteriza británica para otorgar sus visados.

Nicène Kossentini, también tunecina, propone un vídeo sin sonido con un cuerpo cortado en el que tan solo aparecen las piernas y las manos expresando diversas emociones para denunciar así la censura que existía en su país antes de la revolución, donde al aparecer el cuerpo cortado lo que se piense no se puede transformar en actos.

También reflexiona sobre la llamada 'Primavera Árabe' el marroquí Omar Mahfoudi en una proyección que comienza con la quema de fotografías de dictadores como Gadafi o Ben Ali y culmina con soldados de juguete o instantáneas primaverales siendo del mismo modo pasto de las llamas.

El marroquí Younes Baba-Ali utiliza tres pantallas en las que aparecen manos haciendo clic a un bolígrafo, primero a gran velocidad y poco a poco agotándose como reflejo del agotamiento físico y psicológico al que nos puede someter nuestro ritmo de vida.

Otro de los vídeos cómicos de la muestra viene de la mano del libanés Ziad Antar, que reúne a varios pastores de su país simplemente para decir ante la cámara la palabra 'Tokio', como reflejo del impacto de la globalización, que hace que cualquier persona conozca de la existencia de otro lugar remoto que probablemente nunca pisarán.

El también marroquí Mounir Fatmi, al que la comisaria ha descrito como el artista "más importante de África", ofrece una proyección en el suelo a gran velocidad en la que une la antigua caligrafía circular árabe y los "rotoreliefs" de Marcel Duchamp como una superposición de Oriente y Occidente.

Por último, justo a la entrada de la sala, los espectadores podrán observar el trabajo del saudí Ahmed Mater quien, a través de diferentes radiografías, reflexiona sobre la vida y la muerte y sobre el cambio experimentado por su país gracias al petróleo.