Épila, una de las localidades más afectadas por los robos en propiedades agrícolas, ha visto disminuir de forma notable las sustracciones en el plazo de un año. En junio del 2013, un grupo de vecinos se movilizó para exigir más vigilancia por parte de la Guardia Civil y, doce meses más tarde, se aprecia un notable descenso de la delincuencia. Los delitos se concentraban, en particular, en los cerros de Épila, una zona donde existen numerosas cuevas utilizadas como viviendas, así como corrales y establos. El botín preferido de los ladrones era la maquinaria agrícola.