Ibercaja ha puesto números al nuevo ajuste interno anunciado la semana pasada. El banco aragonés plantea despedir, a través de un ere, a un total de 790 trabajadores, lo que supone el 15% de la actual plantilla. En paralelo, pretende cerrar 221 oficinas, es decir, el 21% de la red comercial que tiene en estos momentos. Así lo recoge la propuesta inicial que la dirección de la entidad trasladó este martes al comité de empresa en la que fue la primera reunión del periodo de diálogo de 15 días contemplado en el convenio colectivo, previo al inicio del proceso legal de negociación del expediente de regulación de empleo.

De esta manera, el recorte de personal será más abultado que el previsto en el despido colectivo que se empezó a negociar a principios de año, que afectaba a 550 empleados (el 10% de la plantilla) y contempla el cierre de 160 oficinas, 61 menos que ahora. Este expediente fue suspendido tras el estallido de la crisis del coronavirus con la idea de retomar el proceso cuando desapareciera la incertidumbre, pero al prolongarse más de lo esperado, la entidad ha decidido retomar el proceso para adaptarse a la nueva realidad económica.

De las 790 salidas propuestas, el 80% recaerían sobre la red de oficinas (632) y el 20% restante en los servicios centrales (158). Ibercaja explicó que el objetivo de estas medidas es incrementar la rentabilidad y mejorar la eficiencia en el presente escenario de reducción de ingresos.

LA MOVILIDAD, UNO DE LOS PUNTOS CRÍTICOS

La entidad subrayó que primará la voluntariedad y la salida prioritaria de los trabajadores con mayor edad. También se ha comprometido a que la movilidad geográfica sea limitada para dar cobertura a las situaciones de desajuste de los puntos anteriores.

Para CCOO, principal sindicato de la entidad, las cifras de despidos «parecen muy altas, aunque esperaremos a tener toda la información para estudiarla y hacer una valoración más concreta». A juicio de la central, los requisitos para alcanzar un acuerdo son la «garantía de voluntariedad» para las salidas y traslados, «con condiciones dignas»; y evitar «al máximo» la movilidad geográfica y funcional para las personas afectadas por los cierres o la reestructuración; así como establecer «compensaciones y un plazo para la reversibilidad» de esa movilidad.

CCOO también exige que se garanticen «el empleo y la viabilidad a futuro de la empresa» y mejorar las condiciones de las personas que sigan trabajando.

UGT reclamó que «se aproveche el tiempo de negociación desde el primer día, incluido este período informal» y manifestó su disposición «a negociar de buena fe, bajo las premisas de conseguir equilibrio entre las condiciones de salida y las de la plantilla que permanece en la empresa».

Ambas partes volverán a reunirse el próximo viernes, un encuentro en el que la entidad ahondará en las causas del expediente, aunque ha anticipado que son económicas, productivas y organizativas.

CAUSAS DEL ERE

La dirección de Ibercaja ha señalado que las causas de este ere son las mismas que las expuestas antes del estado de alarma, aunque más cargadas por la crisis del coronavirus. En su momento, el banco detalló que el expediente respondía a razones económicas y organizativas frente a la falta de rentabilidad del sector.

Además, ahora hay dos factores que en estos últimos meses han cambiado: el primero las presiones sobre la rentabilidad --menos actividad económica y más morosidad-- y el segundo es que los tipos de interés se han hundido. En concreto, el Euribor, que se prevé que hasta 2025 vaya a estar en niveles negativos.

Asimismo, hay otro factor que ha sido la digitalización de los clientes que en estos meses de pandemia ha aumentado de manera considerable. En este contexto, el banco ha considerado que es un proceso "totalmente inevitable para abordar la competitividad".

La dirección de Ibercaja ha remarcado que empieza esta negociación con voluntad de encuentro y diálogo, además de con la intención de primar la voluntariedad y el factor de edad en las salidas.