Caspe inauguró ayer la remodelación de uno de los monumentos más destacables del casco urbano caspolino, la ermita de San Indalecio. Este acto se celebró coincidiendo con la festividad de este santo nacido en Caspe --y patrón del municipio--, que fue discípulo del apóstol Santiago y que fue conocido como Cantón de la Infanzonía .

Las obras de remodelación llevadas a cabo en dicha ermita comenzaron en 2001 y acarreraron un montante económico cercano a los 108.000 euros, subvencionados por la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Caspe, la CAI, el Arzobispado y la propia Cofradía de San Indalecio.

Construida en 1737, la ermita cuenta con una cúpula ornada con abundantes grutescos en yeso, cuya pintura le da un carácter rococó. Tiene una planta rectangular, consta de una sola nave con dos tramos y coro, apoyado en arcos carpaneles y bóveda esférica de lunetos. En el transcurso de las obras, salieron a la luz unas pinturas laicas, fechadas en torno al siglo XVI, con motivos florales y musicales, y que han sido también recuperadas.

MEMORIA HISTORICA Situada en el barrio de La Muela, muy cerca del conjunto monumental formado por el castillo del Compromiso y colegiata de Santa María La Mayor, la ermita de San Indalecio sirve de vigía del barrio más antiguo de Caspe, por donde han ido pasando a lo largo de la historia todas las culturas que se asentaron en el pueblo y donde, en el siglo XV y XVI convivieron judíos, moriscos y cristianos.

Ayer se celebró en Caspe la tradicional fiesta a san Indalecio, patrón de la localidad. Su cofradía, aunque existe desde hace décadas, está registrada de modo oficial desde el año 2000, cuando un grupo de vecinos del barrio de La Muela decidieron legalizar la cofradía para optar a subvenciones y ayudas de las administraciones. Su actual presidenta es Ana Poblador García y consta de 119 cofrades, vecinos o ex-vecinos del mencionado barrio.

Los actos en honor a san Indalecio comenzaron a las 11 horas, con la recepción de autoridades, y continuaron con la oración de bendición de la ermita y de roscones y coscaranas. Después de la misa en honor a san Indalecio, el patrón de Caspe salió en procesión por las calles del barrio, y al finalizar se sorteó una medalla con la imagen del santo. En esta edición se recuperó también la popular verbena en honor al mencionado patrón.