Los concesionarios de automoción son otro de los sectores tocados de lleno por la crisis del coronavirus, al verse obligados a cerrar sus puertas por las medidas de restricción aplicadas por el Gobierno a casi todos los establecimientos de venta al público. Por este motivo, la solicitud de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) es masiva en estos negocios y afectará a 3.300 trabajadores de los 77 concesionarios que hay en Aragón, según las estimaciones realizadas ayer por la patronal del sector, Faconauto.

Los concesionarios se están acogiendo mayoritariamente al ERTE por causa de fuerza mayor, incluido en el decreto de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del coronavirus, ya que consideran que les permitirá «proteger el empleo y dar continuidad a sus empresas, una vez se recupere la normalidad».

A nivel nacional estos ajustes temporales afectarán a alrededor de 151.000 trabajadores, mientras que otros 10.000 se mantendrán operativos en todo el territorio español para atender las peticiones de servicios urgentes de los sectores estratégicos para la gestión de la crisis provocada por la pandemia.

La actividad de los concesionarios cesó totalmente desde que se declarara el estado de alarma, tanto en su parte comercial como en su parte de posventa, salvo los servicios de urgencia que establecieron, lo que ha provocado una caída en sus ventas de vehículos nuevos del 85%, mientras que los trabajos en los talleres han bajado un 99%. Faconauto cuantifica en cerca de 2.500 millones de euros el impacto de este periodo excepcional sobre la facturación de las redes de concesionarios.

Para Faconauto, la aprobación de los ERTE es «esencial para que el sector pare el primer golpe provocado por la crisis». Considera que estos ajustes son la base sobre la que cimentar la recuperación, ya que permitirán conservar el empleo. H