Felipe Zazurca (Zaragoza, 1958) asumió recientemente la jefatura de la Fiscalía Provincial de Zaragoza, en un regreso a sus raíces tras 15 años al frente de la Fiscalía oscense.

-¿Qué le motivó a asumir la jefatura en Zaragoza?

-Tras 40 años fuera de Zaragoza (estudió en Barcelona, y estuvo año y medio como fiscal allí), me parecía atractivo volver a mi ciudad, donde pasé 18 años y tengo a mi familia. Creo que no es bueno eternizarse en los cargos, y la Fiscalía de Huesca también necesitaba un cambio de figura. Necesitaba un reto nuevo.

-¿Está notando un gran cambio?

-Indudablemente no es lo mismo contar con 12 personas y dos funcionarios que con el triple, divididas en dos sedes (la antigua Audiencia Provincial y la Ciudad de la Justicia), pero mi intención es mantener el contacto con todos, ser un primus inter pares. Mi despacho está abierto y también están las juntas de fiscales, hay maneras de mantener el contacto.

-¿Su despacho también está abierto para la denuncia ciudadana?

-Obviamente no puedo recibir a todo el mundo, pero todas las fiscalías y los juzgados están abiertos a la denuncia. Sí que tengo la intención de dar a conocer la figura del fiscal, que parece ser el gran desconocido de la Administración de Justicia.

-Ya aludió en su toma de posesión a la «labor pedagógica», ¿qué se propone, exactamente?

-Uno se da cuenta en las redes sociales de que la gente expresa su opinión sobre noticias jurídicas. Es bueno explicar por qué se pide o no se pide prisión provisional para un detenido, que debe ser una medida excepcional, sin olvidar que no está condenado. Tampoco está de más explicar que el derecho a la tutela judicial efectiva no es que te den la razón, sino que te den una respuesta. Y el sistema garantista que tenemos, a veces no se comprende. Recuerdo el caso del guardia civil atropellado en Barbastro, la lógica y justificada indignación que despertó. Igual la gente hubiese entendido más la pena pedida con mejores explicaciones.

--¿En esa incomprensión enmarcaría las críticas a la falta de independencia de los fiscales?

-Por encima de influencias y opiniones, los principios que rigen en nuestra labor, constitucionalmente, son la legalidad, unidad y dependencia jerárquica. Este último es de los más polémicos, pero no es sometimiento a un poder, sino el respeto a unas instrucciones generales para que la ley se aplique igual en toda España. Es preciso para mantener una unidad de criterio. Lo que más se cuestiona es el nombramiento del Fiscal General del Estado por parte del Gobierno. Creo que el Nuevo Estatuto Fiscal del 2010 avanzó en aspectos como limitar su mandado a cuatro años y fijar su cese por unas causas tasadas. Pero el sistema es perfeccionable, todo se puede discutir.

-¿Cree que la ciudadanía entiende los pactos que rebajan las penas iniciales?

-Como norma general, la conformidad es positiva, agiliza los juzgados. Es una cesión mutua, asumir la culpa y compensarlo; siempre que se haga en los márgenes que permite la ley, está bien. Tampoco hay que olvidar que las peticiones iniciales son conclusiones provisionales. Y sobre todo hay que oír al perjudicado. Muchos agradecen no tener que pasar por una vista. En este sentido creo que hemos avanzado mucho; aunque la gente se siga quejando, con razón, de la doble victimización que supone sufrir un delito y tener que acudir a tantos lugares (Policía, varias veces al juzgado, etc.), cada vez hay más medios para evitarlo. En otras comunidades hay fiscales especializados en víctimas, y aquí tenemos una oficina específica para ellas.

-¿Qué guías tiene en su mandato?

-En realidad, mantener la función de cada día, los temas que más me preocupan son la protección de menores e incapacitados, y en general el trabajo necesario para facilitar una Justicia más ágil. En este ámbito será de gran ayuda el expediente digital, en el que se ha avanzado mucho en las últimas décadas, porque partíamos de cero. Es una meta muy ambiciosa, pero creo que con las nuevas generaciones, nativos digitales, será más fácil.

-¿Confía en que llegue la instrucción a cargo del fiscal?

-Se lleva oyendo años, pero parece que esta vez va en serio que, hay acuerdo político. Para ello sería necesario cambiar la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que debe ser buena, porque perdura desde el siglo XIX.

-¿Sería necesaria más plantilla si se aplica?

-En principio sí, pero no es cuestión solo de medios, sino de organización. Bastaría con fortalecer los principios de la Fiscalía, y siempre estaría el juez de garantías para supervisar la causa.

-Acortar los plazos de instrucción generó polémica entre jueces y abogados, ¿a ustedes qué les ha parecido?

-La concreción de plazos me parece bien, otra cosa es cómo se materializa, permitiendo que podamos trabajar. De entrada ha servido para actualizar archivos, ponernos al día en asuntos aparcados. Y si es preciso, se pueden declarar las causas complejas. Ponernos las pilas ha sido bueno, pero reconozco que ha sido mucho más fácil en Huesca que en fiscalías más grandes.

-Los jueces suelen incidir en la falta de personal en determinadas jurisdicciones, ¿dónde faltaría personal en la Fiscalía?

-Con apenas 15 días en el cargo no me atrevo a analizar demasiado, pero sí creo que vendrían bien dos fiscales más, para Violencia sobre la mujer y en Civil. Hay medidas para reorganizase, pero no dependen de mí. De momento no tengo intención de cambiar especialidades como la unidad Anticorrupción, tenemos una organización flexible.

-¿La absolución del jurado en el último caso de Plaza es un varapalo para un fiscal?

-El fiscal Javier Checa trabajó bien, pero al jurado hay que respetarlo, asume su responsabilidad con un sentido de la Justicia menos de laboratorio. El fiscal ni gana ni pierde, saca conclusiones.