Aunque la fecha tradicional para comenzar con los preparativos navideños siempre ha estado fijada en el día de la Inmaculada, los calendarios comerciales han trastocado todos los asideros. Y en Zaragoza, pasado el día de Todos los Santos, los adornos, las luces y los productos relacionados con esas fechas se comienzan a colar por todos los rincones. Algo que provoca que en algunos escaparates las últimas calabazas sonrientes se mezclen con los primeros mazapanes. Cosas de la globalización.

La plaza del Pilar es el escenario principal del desembarco de la festividad. Sobre una amplia lona de plástico negro los técnicos municipales han volcado montones de arena y tierra. Sobre ella ya están instaladas algunas cabañas y troncos que previsiblemente serán árboles. También han colocado algunos volúmenes reutilizados pintados con grafitis. Por el momento la escena, más que algo entrañable, parece evocar las consecuencias dramáticas de un derrumbe.

«Me parece muy bien que empiecen tan pronto con los preparativos, así la plaza se convierte en un sitio muy agradable para pasear», indica el zaragozano Julio Gracia. Como visitante habitual al montaje del belén, destaca la eficiencia de los técnicos. En la mañana de ayer descargaban una parte de lo que será el palacio de Herodes: un gran bloque de cartón piedra que se asemeja a una robusta muralla defensiva.

Vareando olivos

Con más detalle están realizadas las figuras que se venden en la tienda de objetos religiosos Belloso, también en la plaza del Pilar. El surtido es grande: desde niños en balancín a familias numerosas varando olivos. Todos con túnicas de color tierra y aspecto tradicional. «Las modas no afectan a los belenes, la estética se mantiene con pocas variaciones», explica el encargado, Javier Belloso. Solo unos pocos nacimientos se atreven con colores vivos y formas estilizadas.

«En las primeras semanas suele venir la gente que tiene un belén muy grande en casa para conocer las novedades», detalla. Pasado el Pilar los aficionados a los pesebres acuden a las tiendas especializadas a comprar ríos o cascadas. Si llegan pronto se pueden llevar las mejores figuras mecánicas, sean herreros o labradores, pues al final de temporada todo se agota. «Los últimos en venir son las familias que solo buscan estrenar una figura cada año», indica Belloso.

Los grandes nacimientos que rozan los 2.000 euros están reservados para las parroquias, sean de nueva creación o que busquen renovar su imagen navideña. Otro sector que está atento a las primeras semanas es el de los matrimonios recién casados. Si han estrenado casa, evidentemente estas navidades también tendrán que estrenar un nacimiento.

La calle Alfonso se encontraba ayer en pleno proceso de instalación de la iluminación navideña. Las luces llegan con un espumillón amarillento incluido. «Nosotras no es que empecemos pronto con las navidades, es que este año aún vamos más tarde de lo habitual», bromeaban Eli Sánchez y su madre, de Tarrasa, tras comprar varios décimos de lotería en la administración Nº2. «Venimos siempre los días del Pilar para adquirir el número, pero esta vez hemos tardado en la visita», reconocen.

La carta a los reyes

La compra de juguetes es otro de los aspectos navideños que requieren una notable atención sino se quiere improvisar a última hora. «Si se busca un producto especial lo importante es comenzar a buscarlo cuando se publican los catálogos a primeros de noviembre», aconseja la dependienta de Juguettos, Ana Fortea. Lo más buscado para esta temporada serán las muñecas Lol Surprise y The Bellies. Así que dense prisa si creen que aparecerán en la carta a los Reyes Magos.

En el capítulo de comidas las prisas no son tan apremiantes, por mucho que los turrones lleven ya varias semanas en las mesas de los supermercados. Hasta comienzos de diciembre no empezará el trasiego en los mercados. Solo los más previsores han comprado ya a sus pescaderos los mariscos que tienen previsto consumir. «Las almejas finas ahora cuestan unos 40 euros el kilo, pero se acabarán poniendo a 90», advierte Javier Uliaque en el mercado Teruel.

Con las carnes se opta por reservar el producto. «Un solomillo gallego tan bueno como el que yo tengo no se encuentra en la semana de Navidad ni de coña», afirma rotundo el carnicero Luis Prades.

Es cierto que las navidades cada año llegan antes, pero también es verdad que existe gente a la que parece no importarle.