"Llevo casi 30 años trabajando de interino, y me quedan un par más para jubilarme. ¿Es que me van a decir ahora que no valgo?", se preguntaba ayer por la mañana uno de los opositores a médico de Atención Primaria antes de entrar a examinarse en la Facultad de Medicina. "¿Por qué me presento? Por asegurarme una plaza y para que me reconozcan los trienios trabajados", añadía un compañero suyo, con más de 17 años de interinidad y con el temario en los brazos.

El ambiente que se respiraba minutos antes de las 11.00 horas era de nerviosismo. Quizás por ello, y por el miedo a posibles represalias, ninguno de los preguntados por este diario quiso identificarse. Sobre todo, los médicos con más años de profesión a sus espaldas. "Los más jóvenes tienen todavía tiempo y ganas, pero nosotros ya no y, lamentablemente, aquí nos jugamos nuestro futuro", admitían.

La pregunta del examen

Mientras, otro grupo de veteranos se enteraba, vía móvil, de la pregunta del temario que había caído en el concurso-oposición de ATS, que había comenzado una hora antes en la Facultad de Derecho.

"El tema es Incidencias de las transferencias en la organización territorial de Aragón. Una preguntita que se las trae", se limitaban a decir algunos en los corrillos que se habían formado.

Al igual que en el caso de los ATS, los opositores formaban todo un variopinto puzzle. Desde jóvenes recién licenciados a médicos con mucha experiencia venidos de localidades rurales repartidas por todo Aragón. "En el anterior concurso también se corrió el rumor de que las plazas se iban a adjudicar a quienes más años llevaban como interinos. Que tan sólo se trataba de una oficialización para estos médicos, y que todo estaba ya dado. Pero ni fue así ni tampoco ahora es así. Si no, ¿para qué este examen?", se oía a uno de los médicos veteranos.

La tensión también se palpaba en el concurso-oposición para Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS) de Atención Primaria. "Estoy como un flan, porque esto significa mucho. Si ahora no apruebo, ya no me presento más. Tengo una familia con tres hijos y no tengo tiempo para estudiar", comentaba una mujer de 45 años un tanto desilusionada por la escasez de plazas convocadas antes de entrar al aula.

"Es triste que los pacientes del pueblo, que te conocen desde hace años, estén contentos contigo y tengan confianza en ti, para que ahora te cambien de puesto o acabes en una bolsa de trabajo", añadía otra ATS.

"Somos conscientes de que no nos presentamos en igualdad de condiciones, y que aquí pesan mucho los puntos obtenidos por los años trabajados, pero me presento para ver cómo es esta oposición. Creo que entre los jóvenes, pocos son los que verdaderamente han estudiado como para aprobar", argumentaba una ATS de Teruel.

Y es que ayer se presentaron ayudantes técnicos con doce y hasta catorce años de trabajos interinos en zonas rurales que pocos quieren. "Si no sacamos plaza, será muy difícil encontrar trabajo", explicaban.

Algunos de los familiares quisieron acompañar a los opositores, dándoles ánimos y tranquilizándoles. "Venimos del Bajo Aragón. Mi mujer está ahora dentro y lo está pasando fatal, porque sabe que es su última oportunidad", aseguraba Miguel, sentado en un banco de la Facultad de Derecho.