Parte del cultivo de azafrán que brota en las tierras del Jiloca verá sus flores aparecer pero no serán recolectadas.

Algunos productores ven inviable poder realizar las labores de recogida como en otros años debido a la situación sanitaria marcada por el coronavirus. «No tenemos capacidad ni suficientes medios para mantener las medidas del covid-19 y muchos campos se van a quedar sin coger», lamenta Ángel Roza, presidente de la Asociación de Productores de Azafrán del Jiloca.

La agrupación estima que más de la mitad de la producción perecerá en la tierra. «Producimos en torno a los 30 kilos y quedarán más de 15 sin coger seguro», indica.

A la hora de la recogida, es un problema si en el campo es necesaria numerosa mano de obra, tanto para su traslado, como para el mantenimiento de la distancia. Los productores quieren evitar riesgos y creen que el mayor inconveniente puede darse si surge un caso positivo de covid-19 en el grupo. «No debemos correr riesgos, porque somos particulares, esto son segundos cultivos», explica.

El esbrizne es realizado en su mayoría por gente mayor -ahora población de riesgo- y según de cuántos se disponga, no es posible agruparlos y mantener la distancia. El carácter social de este arte tradicional se pierde debido a la pandemia. Esta también priva a los productores de las labores de difusión a través de muestras y ferias, que han sido suspendidas.

La recogida del conocido como «oro rojo» se prevé que comience en la comarca del Jiloca a partir de la festividad del Pilar cuando brote la flor. Allí cultiva azafrán Daniel Ramo. Lo hace en Bañón, continuando con una tradición familiar que escribe la historia de la zona. El valor sentimental de producir esta joya de la gastronomía aragonesa le hizo emprender con La Cerrada.

A diferencia del resto, «no vamos a tener problemas», comenta. Cuenta con un campo acorde a la capacidad de trabajo de los tres socios del proyecto. Sí que necesitan más personal para esbriznar y se ayudan de familiares, que este año tendrán que estar separados y llevar mascarilla. Ramo espera que esta sea una buena producción, ya que la pluviometría ha sido generosa.

Desde La Carrasca, Carlos Esteban apunta que tampoco tendrá dificultad en la recogida «porque la gente está separada», «pero habrá que ver que a la hora de esbriznar se establezcan distancias», dice.

Esta casa, con una extensa tradición familiar y ahora pionera en productos con azafrán, cuenta con cuatro hectáreas plantadas y cree que todo será igual pero «con el máximo cuidado posible».